A pesar de sus declaraciones iniciales, el XV de Francia apenas ha evolucionado en cuanto a su juego, aferrándose más que nunca a su vieja receta de despojo. Bueno, pero insuficiente para despejar todas las dudas.
Nos habíamos adormecido, entre el recuerdo de un final más animado del Torneo de 2024 y la influencia esperada de nuevas reglas que supuestamente favorecerían al equipo en posesión del balón, por una ilusión: la de ver al XV de Francia seguir envalentonándose con En cuanto a sus intenciones de juego, está claro que con el regreso de su capitán y guía espiritual Antoine Dupont, los Bleus han vuelto sobre todo al “juego de desposesión” en el que se habían establecido. sus certezas durante las primeras cuatro temporadas de la era Galthié. ¿Bien? Las tres victorias obtenidas este otoño, incluida una prestigiosa contra Nueva Zelanda, lo atestiguan, al igual que el dominio inquebrantable de Sudáfrica a nivel mundial.
Por eso, durante estas tres semanas de noviembre, al final no habremos descubierto muchas novedades sobre este secreto. Con, como arma letal, los bastones de un lateral supersónico (Bielle-Biarrey, que tomó magistralmente el relevo de Penaud) sirviendo a una diabólica bisagra Dupont-Ramos con escasa precisión en el uso de balones de transición.
Siempre las mismas áreas de progreso.
Entonces, ¿nada nuevo bajo el sol? Precisamente. Sobre todo porque en cuanto a su conquista directa (y su corolario directo de lanzamientos de juegos) el XV de Francia no ha terminado con cierta inconsistencia. Signos de interrogación entre los que no podemos ocultar esta debilidad crónica en los duelos aéreos y que al final suscitan tantas esperanzas como interrogantes de cara al próximo Torneo. “Podemos tener más coherencia, señaló el capitán Antoine Dupont. A veces tenemos problemas para encontrar nuestras células. Es una pena porque tenemos grandes talentos y grandes personas”. “No podemos aislar el juego ofensivo del resto: depende de nuestra capacidad para conquistar los balones, en la conquista y en el aire, de nuestra capacidad para defender bien, de nuestro juego de patadas, entrenador ampliado Fabien Galthié. Tenemos la sensación de que podemos hacerlo mejor, pero en cada ocasión hemos marcado suficientes casillas para ganar. Todavía tenemos margen de mejora, pero lo más importante es que los jugadores logren aplicar lo que queremos hacer”.
¿Más dependiente de Dupont que nunca?
El mejor ejemplo está, obviamente, en la increíble eficacia de los blues a la hora de marcar zonas a ambos lados del campo, ya sea defendiendo su línea o cruzando la del rival. Un último aspecto que debe mucho al ya famoso “juego de las negras”, pero sobre todo a Antoine Dupont, en torno al cual gira más que nunca el juego del XV de Francia. ¿Es lógico si tenemos en cuenta que Galthié y su equipo optaron por entregar las llaves del camión al probablemente mejor jugador del mundo? No hay duda. Queda una cuestión que surge, implícitamente: la de la dependencia de dicho jugador… En efecto, durante el último Mundial y más aún durante el último Torneo, el XV de Francia sintió que ya no era el mismo, privado en adelante de su talismán.
Sin embargo, está claro que si la línea de banda, el scrum o los lanzamientos aún tienen tiempo de reconstruirse colectivamente, no podemos prever al mismo tiempo la clonación de Antoine Dupont, a quien el personal también pidió duplicarse como abridor de terminar los partidos, a la espera del regreso de Romain Ntamack. Acentuando, de hecho, este sentimiento difuso de hiperdependencia…
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