“Todo se hace a la antigua usanza…” Después de una larga hambruna, un pequeño pueblo del Gers encuentra un panadero

Por fin pan fresco y de calidad en el pueblo. En el pequeño centro comercial, Louis-Paul Hallier, ingeniero agrónomo y apasionado de la repostería, abrió su panadería. Las puertas están abiertas únicamente en horario de mañana, de 9 a 12:30 horas de martes a jueves y hasta las 13:00 horas los viernes y sábados.

Los clientes que llegan a esta tienda, con su decoración sobria y la comunicación más transparente posible, quedan más que satisfechos con la calidad del pan. “No puedo comer ciertos panes porque le añaden gluten a la harina que ya lo contiene, no lo puedo digerir. Probé el pan de campo e incluso la baguette de aquí y ya no tengo acidez de estómago”, se alegra Françoise.

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Las bolsas de harina son visibles. Una harina local y minuciosamente elegida. Pan, bollería y algunas delicias… Todo es casero y de la forma más natural posible. Croustades, flanes elaborados según las recetas de nuestras abuelas. Los clientes hacen preguntas mientras prueban el pan o las galletas cortadas para ellos.

“Me niego”

“Todo se hace a la antigua usanza, incluso la tradicional baguette de masa madre a la que le agrego muy poca levadura. Se conservará más tiempo con harinas que no contengan ningún aditivo. Aunque esté autorizado para la baguette, lo rechazo”, explica Louis-Paul.

Hay (sólo) cuatro ingredientes principales para hacer pan de campo: harina triturada con un molino de piedra, sal de Guérande sin refinar, agua de ósmosis (filtrada para eliminar pesticidas y nitratos) y levadura natural.

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“¡Producir calidad es posible! Estoy empezando poco a poco, pero para satisfacer a mis clientes, por supuesto abriría por las tardes. Hasta el punto que he notado que los clientes regresan día a día y quedan satisfechos con el sabor y conservación de mis productos. »