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Un hombre de 25 años fue condenado por el tribunal de Castres por una serie de fraudes en los espejos retrovisores en 2020. Durante un año deberá llevar una pulsera electrónica. Su amigo, ausente de la audiencia, también recibió un año de prisión. Así es como el dúo estafó a los ancianos.
Después de pasar desapercibida durante un tiempo, la estafa del espejo retrovisor cobró nuevo impulso a finales del verano de este año. La estafa, desconcertantemente sencilla, funciona de la siguiente manera: un conductor deshonesto acusa a otro conductor, a menudo una persona mayor, de haberle roto el retrovisor. Para intensificar la presión, el estafador contacta a un cómplice que se hace pasar por la aseguradora. Este último informa que los costes de reparación serán muy elevados y el delincuente in situ ofrece un acuerdo amistoso en efectivo. Y ahí lo tienes, la trampa se cierra: en unos minutos, la víctima cede y el delincuente se marcha con el dinero.
“Jugué el papel de asegurador”. Este martes, en el tribunal de Castres, un hombre de 25 años fue juzgado por cuatro estafas y dos intentos del mismo tipo, en 2020, en Albine, Saint-Amans-Valtoret, Mirabel, Ganges y La Bastide-sur-l. ‘El suyo. Su cómplice, implicado en un solo incidente, estuvo ausente durante la audiencia. Ambos fueron condenados a un año de prisión: la única diferencia es que el acusado presente se beneficiará de una pena en forma de pulsera electrónica.
“Yo era joven, no trabajaba, necesitaba dinero y me ofrecieron hacer esto para ganarme la vida”
“Reconozco todos los hechos, los lamento y quiero pedir disculpas a las víctimas”, explicó el estafador, que no quiso confirmar el nombre de su cómplice por “temor a represalias”. “Yo era joven, no trabajaba, necesitaba dinero y me ofrecieron hacerlo para vivir”, añadió el padre de dos hijos, que se presentó ante los magistrados con cheques bancarios para las víctimas, de buena fe.
Los daños totales ascendieron a varios cientos de euros, repartidos entre el Tarn y otros departamentos. En su defensa, el abogado del acusado insistió en el cambio en la vida de su cliente: “No se habla de él desde 2020. Nada. Es un hombre de familia, integrado, con contrato indefinido”. Quien ahora llevará una pulsera electrónica durante un año.
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