El pasado mes de septiembre bastaron cinco días para montar una casa de 95 m² en Mana (Guyana), montando unos 3.000 ladrillos de tierra cruda (BTC) sobre una estructura de madera. “Los volúmenes de nuestro sistema SymbioFlex constituyen las llamadas células fractales: tienen una forma similar a cualquier escala, lo que facilita su prefabricación”, explica Stéphane Lambert, presidente de la empresa La Brique de Guyane (1,5 millones de euros de CA). ), fundada a principios de los años 2000, que suministró el material.
Al principio, la tierra cruda se comprimía a mano. “La industrialización comenzó en 2014 y, cinco años después, el crecimiento de la empresa nos obligó a trasladar la fábrica”, afirma el director de desarrollo Manuel Barrionuevo. Desde entonces estamos ubicados en Mana, cerca de la cantera que nos suministra la materia prima. » Una vez excavada, la tierra pasa por una prensa para formar ladrillos de 30 cm de largo. Luego, el ladrillo se somete a un curado húmedo durante tres semanas antes de secarse naturalmente al aire libre.
Hoy en día, la empresa fabrica hasta 5.000 BTC al día, “que es más que el volumen necesario para construir una casa”, continúa el responsable de desarrollo. En periodos de alta demanda se pueden producir 150.000 unidades al mes. Gracias a las capacidades higrotérmicas de la tierra cruda, la casa no necesita aislamiento, pintura ni revestimiento.
Confort higrotérmico. Se realizaron varias pruebas para calificar BTC. “Durante las pruebas de fuego a 1.300°C, tuvimos que esperar cuarenta minutos hasta que se percibieron los primeros efectos del calor al otro lado del muro”, afirma Killian Le Faucheur, director de calidad. La empresa también llevó a cabo pruebas con modelos a escala reducida, uno de bloques de hormigón y el otro de ladrillos, equipados con sensores. “Observamos una diferencia de 1,6 a 2°C entre los dos sistemas constructivos según la hora del día. Los resultados fueron igualmente edificantes para la medición de la humedad”, continúa el responsable de calidad. Una propiedad particularmente interesante en Guyana, sujeta a una alta humedad que alcanza su punto máximo en la temporada de lluvias, con mayores riesgos de inundaciones. La instalación sobre pilotes y el tejado de chapa con un gran voladizo también limitan los riesgos de capilaridad o escorrentía en la fachada.
SymbioFlex constituye así un sistema local, rápido y fácil de implementar, “al alcance de trabajadores poco formados”, elogia Stéphane Lambert. En este caso, la construcción movilizó aún a 10 personas, con un presupuesto que al final resultó ser un 20% menor que en los procesos tradicionales. Resultado: la demanda está aumentando, tanto por parte de las comunidades como de los individuos. Para hacer frente a esto, está prevista una nueva línea de producción en la fábrica de Mana.
“Se vislumbran oportunidades de exportar el sistema a las Antillas y a Marruecos”, confiesa Stéphane Lambert. La empresa también pretende desarrollar soluciones aisladas de doble pared en Francia continental, “pero las condiciones climáticas en el norte de Francia siguen siendo menos adecuadas”, admite. Para Manuel Barrionuevo, presente en la edición 2024 de Batimat, el desafío era “mostrar a los arquitectos que podemos construir de manera diferente y ofrecerles nuevos métodos”. El proyecto también ganó la medalla de oro en los Premios a la Innovación en la categoría fuera de sitio.