Que un ejército sin armada haya podido expulsar del Mar Negro a la flota rusa, una de las más poderosas del mundo: ésta es una de las grandes sorpresas de la guerra en Ucrania. Utilizando embarcaciones del tamaño de una Jet-Ski o una lancha rápida, los ucranianos consiguieron hundir o dañar numerosos barcos rusos, obligando a Moscú a retirar gran parte de su flota del puerto de Sebastopol. Mientras se celebra en París del 4 al 7 de noviembre Euronaval, una de las principales ferias de armamento naval, todas las marinas se preguntan qué lugar se les debe dar a estos buques de superficie no tripulados, también llamados “USV” (por vehículo de superficie no tripulado en Inglés).
Los drones de superficie no son una realidad nueva, “pero los recientes avances tecnológicos en electrónica de a bordo han permitido fabricar embarcaciones más pequeñas, más sólidas y más resistentes frente a un entorno muy restrictivo como es el mar”subraya Léo Péria-Peigné, raro especialista en estos sistemas en Francia e investigador del Instituto Francés de Relaciones Internacionales. “La investigación sobre drones de superficie avanzaba relativamente lentamente, pero la guerra en Ucrania supuso un gran impulso”añade.
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Desde 2023, los hutíes también lo utilizan en el Mar Rojo. Los dispositivos utilizados no parecen especialmente sofisticados: algunos son simples zodiacs armadas proyectadas contra los barcos que circulan por la zona. Sin embargo, constituyen una de las principales amenazas a las que se enfrentan los occidentales que buscan garantizar la libertad de circulación.
Flota fantasma de Estados Unidos
Demasiadas misiones y pocos barcos. Ésta ha sido durante mucho tiempo la ecuación imposible que la Armada estadounidense, la más avanzada en el campo del llamado “USV”, debe resolver. Además de una flota de pequeños drones de superficie comparables a los utilizados en Ucrania, los estadounidenses se han embarcado en el desarrollo de auténticos buques de guerra no tripulados.
En 2016, botaron su primera lancha patrullera no tripulada. Bautizado cazador de mar (“cazador de los mares”), este trimarán, de 40 metros de eslora, es capaz de navegar de forma independiente durante meses. Equipado con sonares, radares y cámaras de última generación, se supone que podrá realizar diferentes misiones: guerra antisubmarina, guerra contra minas, vigilancia marítima, etc. Todo a un coste inmejorable, según el Pentágono. : 20.000 dólares (algo más de 18.400 euros) al día, frente a los 700.000 dólares de un destructor.
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