Los niños de cinco años heridos con cuchillo por un joven chino el martes en Zúrich están fuera de peligro y el sospechoso se encuentra en prisión preventiva, anunció este miércoles la fiscalía de la mayor ciudad de Suiza.
Uno de los niños resultó gravemente herido, según los primeros indicios del martes, y los otros dos, de forma más leve, durante el ataque que tuvo lugar en una tranquila zona residencial del norte de Zúrich.
El sospechoso confesó
El sospechoso, un estudiante chino de 23 años que se encuentra en Suiza desde el año pasado, fue detenido en el acto tras ser dominado por testigos del ataque. “Interrogado durante la detención, el acusado confesó”, subraya la Fiscalía en un comunicado, precisando que a pesar de ello “la presunción de inocencia se mantiene” hasta el final del procedimiento judicial. “Hasta el momento no se ha dado ninguna indicación sobre cómplices o coautores. Sin embargo, las investigaciones continúan intensamente”, dijeron las autoridades.
Se ha presentado ante un tribunal una solicitud de prisión preventiva. Las autoridades no han dado hasta el momento ninguna indicación de los motivos que pudieron haber empujado al joven a atacar a este grupo de niños que se dirigían a una guardería no lejos del lugar del ataque.
Este tipo de ataque es extremadamente raro en Suiza, donde los ataques con arma blanca están más relacionados con la delincuencia y los conflictos personales. En cambio, son más comunes en China. China prohíbe a sus ciudadanos poseer armas de fuego pero los ataques con arma blanca han aumentado en los últimos años en el país.
Una trabajadora de la guardería y un hombre arrestaron al sospechoso.
Según información de la policía de Zúrich, el hombre fue reprimido por un empleado de la guardería que acompañaba a los niños y a un hombre.
Mirco Brühwiler, de 38 años, dijo al periódico 20 Minuten que retuvo al sospechoso hasta que llegó la policía. Trabaja cerca y suele oír cantar a los niños. Pero el martes, “gritaban pidiendo ayuda, así que salí”, dijo al diario, añadiendo que el sospechoso estaba tranquilo y sentado en el suelo cuando llegó al lugar. “Pero pensé que tenía que retenerlo para que no huyera”, mientras una trabajadora de la guardería bloqueaba el arma con el pie.