Tomates marroquíes: un éxito económico que hace temblar a la gente en Francia [Vidéo]

Tomates marroquíes: un éxito económico que hace temblar a la gente en Francia [Vidéo]
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Las acciones llevadas a cabo el viernes por los agricultores franceses contra los tomates marroquíes en los supermercados ilustran las persistentes tensiones en torno al comercio agrícola entre Marruecos y la Unión Europea. Lejos de ser un caso aislado, estas acciones plantean cuestiones espinosas sobre el equilibrio que debe encontrarse entre la protección de los intereses nacionales y la promoción del libre comercio.

Los agricultores llevaron a cabo el viernes acciones de etiquetado de los tomates marroquíes en los supermercados de Agen, Rennes, Brest y Aviñón para protestar contra la “competencia desleal” de estos productos “sobrerrepresentados en los lineales”. Los productores franceses denuncian una “situación favorecida en gran medida por acuerdos aduaneros inoperantes” y por “una legislación sobre la información sobre el origen de las frutas y hortalizas que es en gran medida insuficiente”, en un comunicado de la organización Légumes de France, asociación especializada de la FNSEA.

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Una decena de productores pegaron el viernes por la mañana pegatinas con la leyenda “Marruecos” en los tomates puestos a la venta en el Bon-Encontre Intermarché, en la zona de Agen (Lot y Garona). Esta operación tenía como objetivo “sensibilizar a los consumidores y poner de relieve la producción francesa”, mientras llegan al mercado los primeros tomates franceses, afirma Nathalie Binda, agricultora de Lot-et-Garonne, que lamenta que el origen de los tomates cherry esté “marcado en letras muy pequeñas en el costado de la bandeja”.

Jonas Holaar, productor de tomates de este departamento del suroeste, a menudo presentado como el “huerto de Francia”, denuncia una “competencia desleal”, citando el bajísimo coste de la mano de obra marroquí y el uso de pesticidas prohibidos en Francia “desde hace más de treinta años”. . En Brest, una veintena de agricultores llevaron a cabo una acción similar, según informó un portavoz de la organización Tomates, Pepinos y Verduras de Francia.

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Una decena de personas también pegaron etiquetas naranjas con la leyenda “Origin Maroc” en cestas de tomates cherry en dos supermercados de la metrópoli de Rennes. “También denunciamos este acuerdo de libre comercio entre Europa y Marruecos, gracias al cual se pueden exportar tomates a Europa sin casi derechos de aduana”, afirma Ronan Collet, presidente de la sección de hortalizas de la FDSEA 35.

Un debate complejo con múltiples cuestiones

En el centro de las demandas está el Acuerdo de Asociación entre Marruecos y la UE, que entró en vigor en 2000. Éste prevé una liberalización progresiva del comercio, incluida la exención aduanera para los productos agrícolas de temporada. Marruecos ha podido así desarrollar sus exportaciones de frutas y hortalizas frescas, beneficiándose de una ventaja comparativa ligada al clima y a los costes de producción. Si este acuerdo permite aumentar las salidas de las exportaciones marroquíes, en particular de frutas y hortalizas, también provoca turbulencias en determinados sectores europeos, como el del tomate. Pero este comercio también beneficia a la UE, que tiene un superávit comercial de 10 mil millones de euros con el Reino.

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Desde un punto de vista económico, los acuerdos de libre comercio tienen como objetivo estimular el comercio reduciendo las barreras arancelarias y no arancelarias. Para Marruecos, el acceso al vasto mercado europeo representa una oportunidad de crecimiento y valiosas divisas. El sector hortícola, punta de lanza de las exportaciones agrícolas nacionales, se ha beneficiado enormemente.

Sin embargo, en el lado europeo, algunos productores perciben esta mayor apertura de fronteras como una amenaza a su competitividad. Los mayores costos de producción, incluida la mano de obra y las estrictas regulaciones ambientales, penalizarían su competitividad frente a las importaciones de terceros países.

Cumplimiento y calidad sanitaria

Las críticas de los agricultores franceses contra Marruecos, citando el uso de pesticidas prohibidos y mano de obra barata, plantean preguntas legítimas sobre los estándares de producción. Sin embargo, es necesario matizar estas acusaciones.

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“Marruecos dispone de un marco regulatorio riguroso en materia de seguridad alimentaria, armonizado con las normas internacionales. Las exportaciones a la UE están sujetas a estrictos controles, tanto en términos de producción como de certificación fitosanitaria. Lo que significa que cualquier incumplimiento de la normativa europea daría lugar a graves sanciones comerciales”, comenta un analista. El Gobierno marroquí también ha reafirmado su voluntad de proteger estas exportaciones, vitales para la economía nacional, como afirmó a finales de febrero Nasser Bourita, ministro de Asuntos Exteriores.

Distorsiones de la competencia y proteccionismo

A nivel social, aunque los costes salariales siguen siendo más bajos que en Europa, Marruecos ha ratificado los convenios fundamentales de la Organización Internacional del Trabajo y dispone de un Código del Trabajo que regula las condiciones de empleo. Por tanto, las acusaciones de “competencia desleal” merecen ser matizadas. Además, las diferencias en los costos laborales con los países europeos ya existían cuando se firmó el acuerdo de libre comercio y simplemente reflejan las ventajas comparativas de cada socio.

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Acusar a Marruecos de “competencia desleal” es, por tanto, una forma de proteccionismo encubierto, contrario a los principios del libre comercio. Esta retórica también parece motivada por el deseo de algunos actores franceses de limitar la competencia en un mercado que ya es muy competitivo.

Más allá de estas consideraciones técnicas, el debate plantea cuestiones políticas e ideológicas complejas. Por un lado, los defensores del proteccionismo abogan por la salvaguardia de los intereses nacionales, la soberanía alimentaria y la defensa del modelo agrícola europeo. Por otro lado, los partidarios del libre comercio destacan los beneficios de la especialización, la competitividad y la apertura a los mercados internacionales.

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Más allá de los aspectos puramente comerciales, Marruecos denuncia una campaña de desinformación destinada a empañar la imagen de sus exportaciones agrícolas. Los llamados a boicotear y atacar las exportaciones agrícolas marroquíes en Europa ilustran estos abusos. COMADER ya ha anunciado la presentación de denuncias ante los tribunales españoles para hacer valer sus derechos.

Para aliviar estas tensiones y preservar los beneficios mutuos del acuerdo comercial, es necesario un diálogo constructivo. “Marruecos debería continuar sus esfuerzos para ponerlo a la altura, al mismo tiempo que hace cumplir sus derechos de exportación. La UE también debería luchar contra los excesos proteccionistas y cumplir sus compromisos. Una mejor información de los consumidores sobre el origen de los productos, como exigen los agricultores franceses, también podría contribuir a una competencia sana”, reacciona nuestro analista.

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