Un ligero picor de garganta, tos o congestión nasal: justo a tiempo para el comienzo del otoño, las visitas al médico por enfermedades respiratorias vuelven a aumentar estos días. El Instituto Robert Koch también ha registrado recientemente un aumento de la incidencia del coronavirus. Con 6,5 infecciones por cada 100.000 habitantes, la tasa de incidencia de siete días es significativamente menor que hace dos años y medio, cuando la cifra era de poco más de 1.900. Sin embargo, los estudios de aguas residuales y los informes de los propios enfermos indican que el virus se está propagando de nuevo con mayor rapidez.
¿Aún se utilizan pruebas de coronavirus caducadas?
Quien sospecha que tiene una infección por coronavirus, a menudo quiere estar seguro. Seguro que hay alguna prueba de coronavirus antigua en algún sitio… Pero, ¿cuánto duran realmente? ¿Se pueden seguir utilizando pruebas rápidas caducadas?
“Yo no lo haría en absoluto”, afirma con rotundidad Thomas Metz, portavoz de prensa de la Asociación de Farmacéuticos de Baviera. A diferencia del yogur caducado, en el que el olfato suele indicar si se puede seguir comiendo, los test de coronavirus son productos sanitarios. Los resultados de los test caducados no son fiables, explica Metz. Si los resultados de los test son incorrectos, siempre existe el riesgo de transmitir el virus sin saberlo y, en el peor de los casos, infectar a los grupos de riesgo.
¿Pruebas rápidas en el frigorífico? Así se conservan correctamente las pruebas de coronavirus
Según explica Iris Bode, farmacéutica de Gräfelfing, en el distrito de Múnich, la vida útil de los tests rápidos de coronavirus depende del fabricante. Sin embargo, por lo general, los tests no duran más de un año. Además, debido a los cambios en las variantes del virus, se están desarrollando constantemente.
La farmacéutica recomienda guardar los test rápidos a temperatura ambiente, por ejemplo en el botiquín del baño. “Como ocurre con muchos otros medicamentos, no conviene dejar los tests en lugares donde haga mucho calor”, advierte Bode. El coche, por ejemplo, no es adecuado. La temperatura debe ser inferior a 25 grados, pero tampoco demasiado fría. “No los guardes en el frigorífico ni los congeles”, advierte Bode.
