Las aguas guyanesas, más saqueadas que nunca – .

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Más de veinte años después de las primeras alertas, la pesca ilegal forma parte más que nunca del paisaje marítimo de Guyana, según un informe co-firmado por el WWF, el Comité Regional de Pesca Marítima y Cultivos Marinos (CRPMEM) de Guyana e Ifremer, publicado el lunes 16 de septiembre y que actualiza datos de hace casi quince años.

Aunque también hace un balance de la pesca ilegal en alta mar, este estudio se centra principalmente en la pesca costera, es decir, la pesca situada dentro de las aguas territoriales, y en particular la de origen extranjero (también existe pesca ilegal dentro de Guyana), que es con mucho la más problemática.

Esta pesca INDNR (ilegal, no declarada y no reglamentada) es realizada principalmente por pescadores artesanales en pequeña escala de Brasil, Surinam y Guyana, en busca de aguas con más peces que las de sus respectivos países, ya agotados por la sobrepesca.

La pesca INDNR se ha duplicado en una década

Según este estudio, durante el periodo 2019-2023, el esfuerzo pesquero INDNR costero sería de 10.914 días en el mar, frente a los 5.536 del periodo 2009-2011, fecha del último estudio sobre el tema, es decir, una duplicación de la depredación. La producción estimada representaría entre 0,7 y 4 veces la del sector legal durante el periodo 2019-2023.

Según los profesionales del sector, estos datos están incluso subestimados, no teniendo en cuenta el estudio, por falta de cifras, la pesca ilegal nocturna y la realizada en fin de semana, que saben, por experiencia, que es significativa. “Somos una minoría en nuestras aguas y todos luchamos por el mismo recurso que se está volviendo escaso, explica Léonard Raghnauth, presidente del CRPMEMEsto genera pérdidas económicas importantes, desalienta a los pescadores y resta credibilidad a la industria, sobre todo a los ojos de los bancos”..

Además de la sobrepesca, las redes de deriva de los pescadores están causando estragos en las poblaciones de tortugas marinas y del delfín de Guyana, todas ellas especies incluidas en la Lista Roja de la UICN. La tortuga laúd, por ejemplo, prácticamente ha desaparecido de su sitio histórico de anidación en el oeste de Guyana.

Muy pocos barcos destruidos

Estas conclusiones, compartidas por los servicios gubernamentales, reflejan el sentimiento de impunidad de los pescadores ilegales, que se explica tanto por la debilidad de los controles como por su falta de consecuencias concretas. El número de incautaciones y destrucciones de barcos piratas –una decena al año en los últimos tres años– es, de hecho, irrisorio en comparación con la flota detectada (hasta 103 barcos en un solo día durante un vuelo del WWF).

Si bien se han logrado avances, en particular en el este de Guyana, donde desde 2021 se han llevado a cabo operaciones militares de manera regular para abordar con éxito barcos a veces fuertemente armados, en el oeste aún queda todo por hacer. En mayo pasado, solo se capturó un barco allí, el primero “durante muchos años”, según la prefectura.

Los servicios gubernamentales encargados de la lucha contra la pesca ilegal (LCPI) prevén reforzar los recursos de la Unidad Costera de Asuntos Marítimos de Guayana Occidental de aquí a principios de 2025, cuyos dos buques se encuentran actualmente en desguace. A finales de agosto también se lanzó una licitación para crear un centro de desguace de los buques desviados a la región con el fin de ganar en eficacia.

“Ocupar la tierra con barcos franceses”

No es cuestión de ir “limpieza de la flota surinamesa”, advierte un directivo a cargo del LCPI para quien una palanca más efectiva sería “ocupar la tierra con barcos franceses” Desarrollando la industria pesquera guyanesa. Con este objetivo, la prefectura anunció la regularización de varias decenas de marineros de origen extranjero para hacer frente a las dificultades de contratación en el sector, un proceso que aún está en curso.

Por último, para desbloquear la situación será necesario mejorar la cooperación regional con las otras dos Guayanas, Guyana y Surinam, países con los que, a diferencia de Brasil, las relaciones diplomáticas están prácticamente estancadas. Iniciativas en este sentido han sido puestas en marcha a nivel local por el WWF, que en junio elaboró ​​un memorando de entendimiento conjunto para las tres Guayanas y ahora espera que lo firmen los gobiernos interesados. Pero también por la Comisión Europea, que es responsable de la pesca y puede amenazar con sanciones comerciales.

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La pesca ilegal agrava las dificultades del tercer sector económico más importante de Guyana

La pesca costera, que compite con la pesca ilegal porque se centra en el mismo pez “blanco”, principalmente la corvina roja, es la pesca más importante de Guyana en términos de volumen, por delante de la pesca del camarón y la del pargo. En 2023, la producción costera fue de 1.958 toneladas de las 3.272 de todo el sector (Fuente: sector local).

En 2017, el sector de la pesca y la acuicultura representó 2.400 empleos directos e indirectos y el 8% de las exportaciones de Guyana en valor, lo que lo convierte en el tercer sector exportador más importante después del espacial y los minerales metálicos (Fuente: diagnóstico FEAMP-UE).

A la pesca ilegal se suman múltiples problemas como el envejecimiento de la flota –cuya renovación se puso en marcha este verano–, la falta de infraestructuras portuarias o los problemas de contratación ligados a la baja rentabilidad del sector y sus difíciles condiciones laborales.

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