Los fiscales están presionando para que el viceprimer ministro de extrema derecha de Italia, Matteo Salvini, pase seis años de prisión por impedir que un barco humanitario que transportaba a casi 150 inmigrantes atracara en Italia durante casi tres semanas.
El enfrentamiento de 2019 entre Salvini —entonces ministro del Interior— y la organización benéfica española Open Arms finalmente terminó después de 19 días, cuando un tribunal italiano ordenó a Roma que permitiera a los pasajeros, que habían sido rescatados del Mediterráneo, desembarcar del barco en la isla de Lampedusa.
Pero la difícil situación de las personas atrapadas a bordo, al menos 15 de las cuales se arrojaron por la borda en un intento desesperado por llegar a la orilla, atrajo la atención internacional, incluida la de celebridades de Hollywood como Richard Gere y los actores españoles Antonio Banderas y Javier Bardem.
Los fiscales de Palermo acusaron a Salvini de secuestro y de negarse a cumplir deberes oficiales por su resistencia a firmar los documentos que habrían permitido al barco atracar y a los pasajeros desembarcar, incluso cuando las condiciones a bordo se deterioraron en medio de un clima turbulento.
El caso es uno de varios casos en los que los tribunales italianos han rechazado las duras tácticas de los gobiernos destinadas a disuadir la migración irregular.
Una condena, que en Italia sólo se considera definitiva al final de un largo proceso judicial de tres niveles, también podría impedir que el líder de extrema derecha ocupe un cargo gubernamental. Sin embargo, Salvini, cuya Liga es un socio menor de la coalición de gobierno de la primera ministra Giorgia Meloni, no se arrepintió.
“Ningún gobierno ni ningún ministro en la historia ha sido llevado a juicio por defender las fronteras de su propio país”, dijo el viceprimer ministro en un video en las redes sociales publicado a última hora del sábado después de que concluyeran los procedimientos judiciales del día, en los que los fiscales solicitaron la sentencia de seis años.
“La Constitución italiana considera que la defensa de la patria es un deber sagrado de los ciudadanos”, afirmó. “Me declaro culpable de defender a Italia y a los italianos”.
Meloni —una figura ultraconservadora para quien la lucha contra la inmigración irregular es una prioridad política— ha expresado su solidaridad con Salvini, un aliado ideológico pero rival personal a quien eclipsó hace varios años para emerger como el líder indiscutible de la derecha italiana.
“Es increíble que un ministro de la República italiana pueda enfrentarse a seis años de prisión por hacer su trabajo defendiendo las fronteras de la nación”, escribió en la plataforma de redes sociales X.
El juicio a Salvini también provocó el desprecio del empresario multimillonario y propietario de X, Elon Musk, quien escribió en X: “Ese fiscal loco debería ser el que fuera a prisión durante seis años”.
El enfrentamiento con Open Arms fue parte de la dura estrategia de Salvini hacia la inmigración irregular y los grupos humanitarios que operan barcos de búsqueda y rescate en el Mediterráneo en un intento de prevenir o reducir las muertes por ahogamiento de personas que intentan llegar a Europa por mar.
Salvini, que sostiene que estas organizaciones benéficas alientan a más inmigrantes a emprender la precaria travesía, encabezó una ley estricta que multaba con hasta un millón de euros a los barcos que entraran en aguas italianas sin permiso. La ley fue posteriormente derogada por un gobierno posterior.
La campaña de Italia contra los barcos de rescate humanitario se ha reanudado bajo el mando de Meloni, aunque con tácticas diferentes después de que el primer intento de su gobierno de rechazar un barco de rescate provocara una disputa diplomática con Francia y fuertes críticas de Bruselas.
En cambio, la coalición de Meloni ha emitido protocolos operativos restrictivos que limitan el número de personas que los barcos de búsqueda y rescate pueden recoger. Roma también dirige a los barcos que transportan a los migrantes rescatados a puertos distantes, alargando sus viajes y reduciendo el tiempo de patrullaje en las regiones donde los migrantes corren mayor riesgo.
Los barcos de búsqueda y rescate humanitarios han sido incautados en 23 ocasiones (durante semanas o hasta dos meses cada vez) como castigo por violar las restricciones operativas, que también prohíben a los barcos de rescate recoger a sobrevivientes de más de un naufragio a la vez.
Desde que Meloni tomó el poder, se han producido varios ahogamientos de inmigrantes a gran escala en aguas italianas, incluido el devastador naufragio del Cutro del año pasado, en el que perecieron al menos 90 personas de Oriente Medio, Afganistán y Pakistán cuando el barco se partió a metros de la costa.
Se cree que este verano unas 60 personas, incluidos 26 niños, principalmente de Afganistán, se ahogaron cuando otro barco de migrantes sobrecargado se hundió en aguas al sureste de Italia.
