EDITORIAL Elecciones europeas: ¿ilusiones perdidas?

EDITORIAL Elecciones europeas: ¿ilusiones perdidas?
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Una votación europea que pretende responder a los desafíos de hoy, pero especialmente de mañana…

La nacionalización del debate europeo no conviene a los partidos proeuropeos. A excepción del candidato de la Place Publique y del Partido Socialista, Raphaël Glucksmann, muy claramente favorable a Europa, aunque afirma querer cambiar el organismo europeo, demasiado liberal para su gusto. En Francia, los resultados de la última encuesta realizada por nuestros colegas de parisino muestran el fuerte impulso de Jordan Bardella, cabeza de lista de reunión nacional. Ocupa el primer lugar e incluso si las encuestas no arrojan elecciones, hay pocas posibilidades, en esta etapa, de que otro candidato lo supere antes del 9 de junio. Sin embargo, ¿el candidato de extrema derecha ya ha hecho una propuesta concreta? ¿Es capaz de presentar un balance de sus últimos años en Bruselas? Absolutamente no. Pero esto no parece disuadir a los encuestados franceses. El potro de Marine le Pen, por increíble que parezca, es hoy el voto útil de la derecha. De toda la derecha. Además, Raphaël Glucksmann también parece tener una dinámica interesante que empujaría a antiguos votantes de Emmanuel Macron como los de Jean-Luc Mélenchon a sus brazos. Al mismo tiempo, la lista macronista de Valérie Hayer alcanza un máximo del 16%. Y podría, si las tendencias continúan la misma trayectoria, ser superado por izquierda y derecha. No se trata de cuestionar al cabeza de lista, sino de sancionar, a través de ella, a Emmanuel Macron, presidente de la República durante demasiado tiempo, por sus oponentes. Siete años, un mandato de siete años. Una duración que ya resulta insoportable para los franceses, que rápidamente se cansan de sus seres queridos desde hace tiempo. Y alejado del poder, acaba reencontrando verdaderas cualidades. Una ambivalencia difícil de comprender, sobre todo en una votación europea que pretende responder a los desafíos de hoy, pero sobre todo de mañana. Ahora es la crisis de los agricultores, por supuesto. Se trata esencialmente de la paz y la seguridad del viejo continente. Es solidaridad y competencia libre, justa y equitativa. Obtener cierto margen de maniobra para sacar a las personas de la pobreza y restaurar su dignidad. Se trata, por fin, de uno de los proyectos cruciales para el futuro de nuestros hijos: poner sobre la mesa todas las claves para proteger nuestro planeta y su medio ambiente. Lamentablemente, las promesas y las ilusiones generan más ingresos. Deja que el más mínimo discernimiento…

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