Las escenas de airadas manifestaciones de saharauis secuestrados en los campamentos de Tinduf, en territorio argelino, se suceden y son similares. El último tuvo lugar el jueves 9 de enero, cuando un grupo de mujeres de la tribu Laaroussienne se desataron contra el vehículo del llamado “Ministro del Interior” del pseudo-Rasd. Brahim Bailla proviene de la tribu Rguibat Labouihat. Su vehículo estaba aparcado justo delante de la sede de dicho ministerio en Rabuni.
Estas mujeres, según nos enteramos, actuaron de esta manera en señal de protesta contra la negativa de este funcionario a recibirlas. Querían interrogarlo sobre el desmantelamiento, ese mismo día por elementos de la gendarmería del Polisario, de su tienda de campaña instalada frente al edificio que alberga este “ministerio”.
La tienda sirvió de refugio a este grupo que se encontraba en una sentada exigiendo la liberación de un familiar, detenido en la prisión de Dhaibia por su participación en un asesinato. Los elementos separatistas aprovecharon la ausencia de estas mujeres para destruir la tienda. En represalia, destrozaron el vehículo del “ministro”.
A finales de diciembre pasado, el Foro de Apoyo a los Autonomistas de Tinduf (Forsatin) indicó que los campamentos de Tinduf vivían últimamente en un caos total que revelaba el colapso del sistema de seguridad dirigido por las milicias del Polisario.
Así atacaron los gendarmes a una familia en el distrito de Aghouinit, en el campo de Aousserd. Los milicianos irrumpieron en una tienda de campaña donde se encontraban los miembros de esta familia y atacaron brutalmente a las mujeres. Uno de ellos sufrió una fractura de mandíbula y otro quedó con graves heridas abdominales, mientras que los hombres fueron trasladados a la fuerza con destino desconocido. No se ha dado ninguna explicación sobre este violento ataque contra civiles.
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En este mismo campo, desconocidos prendieron fuego a un camión de una familia Rabuni en un contexto de ajustes de cuentas en campos donde la inseguridad y las venganzas entre miembros de tribus enfrentadas son habituales.
Otro anciano fue secuestrado por sujetos armados, debido a una disputa por un cargamento que supuestamente enfrentaba a su hijo con una banda criminal. El hombre fue trasladado a la región de Bir Oum Grine, donde fue filmado en un vídeo que lo muestra rodeado de individuos encapuchados y armados. Rogó a su familia que les diera a los pandilleros lo que pedían para salvar sus vidas.
Estos acontecimientos se suceden mientras se observa un silencio culpable por parte del Polisario, unido a una indiferencia absoluta por parte del “protector argelino”.