Del “Washington Post”
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El indulto concedido el domingo por el presidente Joe Biden a su hijo es excepcional, tanto por su beneficiario como por su dimensión histórica, analiza el diario estadounidense.
Una cosa es que un presidente perdone a su hijo. Otra cosa es hacerlo de esa manera. El indulto presidencial concedido el domingo por Joe Biden a su hijo Hunter Biden es excepcional, no sólo por la identidad del beneficiario -el miembro más cercano de la familia que alguna vez ha recibido un indulto- sino también por su magnitud, según expertos especializados. en los indultos presidenciales. Biden no sólo perdonó a su hijo por sus condenas por impuestos y armas, sino por todo “crimen contra los Estados Unidos que supuestamente cometió o participó entre el 1 de enero de 2014 y el 1 de diciembre de 2024”.
Esto representa un período de casi once años, durante el cual cualquier posible delito federal cometido por Hunter Biden –aunque por el momento no se conocen delitos distintos de los ya juzgados– no será objeto de procesamiento. Este período incluye, en particular, su nombramiento en el consejo de administración de la empresa ucraniana Burisma en 2014 y se prolonga hasta el domingo, mucho después de los delitos por los que fue acusado.
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