IEs difícil para una mente cartesiana entender la lógica de Donald Trump. Cultiva la imprevisibilidad, la política de la emoción y un cierto desprecio por la verdad. Por tanto, es mejor adoptar un enfoque empírico, basado en la observación. Por el momento, sólo son auténticas las nominaciones y algunos primeros anuncios.
Sin embargo, las opciones anunciadas o previstas perfilan una administración Trump dividida no tanto entre dos bandos sino en dos polaridades. Cuanto más el terreno es el de la estrategia internacional, más la elección es la de la competencia y las opciones racionales, con hombres que han escuchado y aprendido detenidamente. Cuanto más nos acercamos a la política y la sociedad internas, más erráticas parecen las nominaciones, basadas en personalidades creadas por las redes sociales, el movimiento MAGA (Make America Great Again) y el fundamentalismo conservador o negacionista. Esta es la “diagonal de Trump”. Era impredecible, dado lo que se dijo durante la campaña presidencial.
Es así como Marco Rubio (senador republicano de Florida y principal competidor de Trump en las elecciones primarias) para el Departamento de Estado y Michael Waltz (miembro de la Cámara de Representantes y ex asesor militar comprobado) en el Consejo de Seguridad Nacional tienen fuertes conocimientos estratégicos. Sus convicciones son contrarias al aislacionismo, sin recomendar un “abandono” de Europa. Waltz habla hoy sobre “restaurar la disuasión” en el conflicto ucraniano y el fin « responsable » a la guerra. Ambos enfatizan el desafío de China, al que han dedicado mucha energía en el Congreso.
La lealtad, un criterio esencial
Scott Bessent, ex asesor de George Soros y oráculo de los mercados financieros, es nombrado miembro del Tesoro. Enfatiza la desregulación y el poder adquisitivo. Elon Musk, fundador de SpaceX y cercano al presidente, no logró colocar en esta posición a Howard Lutnick, el emblemático financiero de Cantor Fitzgerald, casi el 70% de cuya plantilla murió en los atentados del 11 de septiembre. Éste se sitúa en el comercio, y se ha mostrado especialmente como partidario de los recargos aduaneros hacia Europa. Trump, por su parte, acaba de tomar una posición de primera en materia de recargos dirigidos a China, México y Canadá: las ventas chinas tendrán dificultades para sortear las barreras estadounidenses a través de la vecindad.
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