DESCRIPCIÓN – Al trivializar la amenaza atómica, al anunciar que haría de la bomba un arma útil, Vladimir Putin ha creado un contexto favorable a una nueva proliferación en Europa, Oriente Medio y Asia.
En 2009, Barack Obama recibió el Premio Nobel de la Paz, en parte por sus llamamientos a la llegada de una « mundo sin armas nucleares ». Ya en aquel momento, las esperanzas del ex presidente estadounidense parecían ilusorias, cuando las potencias emergentes o revisionistas estaban invirtiendo en la carrera por el átomo. Quince años después, mientras los tratados de desarme están obsoletos y ciertos países están deslizando peligrosamente las armas nucleares, en su forma táctica, desde el principio de disuasión hacia un concepto de empleo, estos sueños pacifistas parecen pertenecer a tiempos antiguos.
Éste es sin duda uno de los efectos más peligrosos de la guerra en Ucrania para el orden estratégico internacional. Al blandir periódicamente la amenaza atómica, Vladimir Putin ha contribuido en gran medida a hacer desaparecer el tabú nuclear. Desde febrero de 2022, el « santificación agresiva » le permitió confiar en la capacidad nuclear de Rusia para llevar a cabo…
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