Joe Biden y Hollywood: un mal mensaje

Joe Biden y Hollywood: un mal mensaje
Joe Biden y Hollywood: un mal mensaje
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Tan pronto como terminó el G7, Joe Biden voló a Los Ángeles, donde lo esperaban George Clooney, Julia Roberts y Barack Obama.

Rodeado de muchas otras estrellas de Hollywood, el grupo ha recaudado nada menos que 30 millones de dólares para la campaña de 2024.

Importante, ¿el apoyo de las estrellas?

Desde hace varios ciclos electorales, los candidatos demócratas se abastecen de estrellas que, más allá de las aportaciones económicas, no dudan en utilizar su notoriedad para convertirse en portavoces del partido y del candidato.

Si su aportación económica no es despreciable, no es nada seguro que presentarse con su candidato favorito sea beneficioso para la causa. Desde hace varios años, los estudios demuestran que una gran mayoría de los votantes conceden muy poca o ninguna importancia a los comentarios de los grandes nombres del mundo del espectáculo.

Peor que dejar indiferentes a los votantes, se argumenta con bastante frecuencia que las repetidas intervenciones de las estrellas tienen una influencia más negativa que positiva.

¿Recuerdas cuánto amaba la gente las diatribas asesinas del comediante Ricky Gervais mientras presentaba los Globos de Oro?

Gervais comprendió antes que muchos otros que el público estaba harto de la acumulación de estos discursos moralizantes transmitidos por personas cuya vida cotidiana y sus preocupaciones coinciden con la vida cotidiana del 99% de la población.

Élites alejadas de las preocupaciones del votante medio

Una vez más, durante la campaña de 2024, se nos dirá una y otra vez que cada voto cuenta. ¿Tienen Clooney, Roberts y los demás suficiente credibilidad para cambiar la situación?

Probablemente sea posible ganar algunos votos de esta manera, pero confiar en este tipo de estrategia indica que los demócratas no están aprendiendo de sus errores.

Con razón o sin ella, el partido que dice defender a los pobres y a la clase media, el partido que cree en las inversiones en salud y servicios sociales, es muy a menudo percibido como el partido de las élites.

Los estrategas demócratas parecen haber olvidado, o descuidado, una noción que los divulgadores o los maestros aplican a diario: debemos tomar a las personas tal como son y dónde están, si queremos ganarnos su confianza.

Los republicanos nunca se desvían de esta noción. Respetemos o no a los funcionarios electos de este partido, ¡ellos se adhieren al pueblo, hasta el punto de que son capaces de ganarse el voto de los pobres recortando los programas sociales!

Por supuesto, la visita de Biden a Los Ángeles fue sólo un episodio de una larga lucha, pero él y sus asesores deberían limitar este tipo de ejercicio.

Capaz de empatía, Biden debería menospreciar sin rodeos a quienes desprecian a las personas y dejar la ostentación a aquellos cuyo trabajo es. La estrella es aquella que constata, estupefacta, que el mundo cambia rápidamente y que tiene la impresión de ser sólo una cantidad insignificante a los ojos de los dirigentes.

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