Narrativo
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Con el anuncio este martes del inevitable aplazamiento de la sentencia de su condena tras su condena penal en Nueva York por el caso “Stormy Daniels”, el ex presidente reelegido ve las garras de un sistema judicial al que supo sin miedo frustrar.
Habiendo entrado con fuerza e infamia en la primavera de dos siglos y medio de historia presidencial estadounidense como el primer criminal condenado, Donald Trump no debería ver su sentencia dictada en el llamado asunto “Stormy Daniels” antes de regresar al Óvalo. Oficina, el 20 de enero. Los abogados del ex presidente recién reelegido habían argumentado que la voluntad de los votantes y su inminente regreso a la cima del poder ejecutivo de Estados Unidos justificarían el abandono de todo proceso contra él.
En una carta prevista para el martes 19 de noviembre, el fiscal de Manhattan, Alvin Bragg, defendió por el contrario la continuación del procedimiento, aunque admitió que la situación sin precedentes resultante de las elecciones del 5 de noviembre justificaba la suspensión del proceso de el caso, al menos hasta que el juez y los tribunales de apelación hayan agotado la información
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