Hezbollah perdió la guerra sin poder admitirlo

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Hezbollah perdió la guerra sin poder admitirlo. Admitir esto es descalificarse para siempre, es admitir que la ideología de Hezbolá, y en consecuencia de Hamás y de Irán, conduce a un callejón sin salida desastroso, y que todos los discursos que han prevalecido durante años eran pura fanfarronería, manteniendo la ilusión de La desaparición de Israel y el sueño de heredar una nación como botín de guerra. En este asunto, sólo el Estado libanés puede reconocer la muerte de Hezbolá y garantizar que se pase página. Esto es lo que hará la Autoridad Palestina con Hamás. Irán, por su parte, se inclinará ante Trump, que no cederá nada.

Un gran fracaso: Hezbollah no lo admitirá, pero perdió la guerra.

En una entrevista con *Maariv*, la profesora Amatzia Baram explica la profunda crisis que atraviesa Hezbolá a nivel político, social y de seguridad. Revela: “Israel ha logrado socavar la base de apoyo social de la organización, socavando la moral de sus miembros y provocando divisiones. »
Las recientes operaciones militares llevadas a cabo por el ejército israelí en el Líbano han creado una situación compleja y difícil en el país, que afecta a la sociedad, la política y la seguridad.

La comunidad chiita bajo presión

En el centro de esta situación, la comunidad chiíta, principal apoyo de Hezbollah, está bajo presión interna y externa. En una entrevista en profundidad con el profesor Baram, experto en Oriente Medio, describe el impacto multidimensional de la presión israelí sobre Hezbollah.
“Los chiítas del Líbano están bajo una presión que nunca antes habían experimentado”, afirma. “Esta presión se ejerce en varios niveles: social, político y de seguridad. Por primera vez, hay grietas importantes en la base de apoyo de Hezbollah, que alguna vez constituyó su pilar principal. »

Actualmente, alrededor de 1,25 millones de refugiados, en su mayoría chiítas, han abandonado sus hogares debido a los combates en el sur del Líbano, la llanura de Bekaa y Dahiya, Beirut.

“Estos refugiados chiítas buscan refugio en otras regiones del Líbano”, explica el profesor Baram. “Algunos incluso han cruzado la frontera hacia Siria, pero la mayoría permanece en el Líbano. Migran a zonas donde los drusos, sunitas y cristianos son mayoría, pero no son bien recibidos. Los residentes locales ven a los chiítas y a Hezbolá como los principales culpables de esta guerra y de la crisis que atraviesa el país. »

Una creciente crisis social y económica

Además de las tensiones sociales, los refugiados chiítas se enfrentan a una grave escasez de vivienda. Los alquileres en las grandes ciudades, especialmente en Beirut, se han disparado, llegando a veces a duplicarse o triplicarse.
“Incluso cuando encuentran vivienda, tienen que pagar precios exorbitantes y a menudo viven en condiciones precarias”, añade.
La proximidad física entre diferentes comunidades provoca fricciones. Drusos, suníes y cristianos acusan a los chiítas de haber arrastrado al Líbano a la guerra, saboteado la economía y destruido cualquier posibilidad de estabilidad. Consideran que Hezbolá lucha por Gaza y no por el Líbano.

Esta crisis social también afecta a las filas de Hezbolá. Las familias de miembros de la organización han tenido que huir de sus hogares, generando una inmensa presión sobre los propios activistas.
“Los combatientes de Hezbollah saben que sus familias no tienen adónde ir”, dice Baram. “Están empezando a presionar a sus comandantes para que pongan fin a los combates y permitan que sus seres queridos regresen a casa. »

Impactos políticos y militares

Al mismo tiempo, la intensificación de los ataques israelíes en el sur del Líbano y Beirut está aumentando la presión. “En los últimos días hemos observado un aumento de los desplazamientos de población, especialmente en Dahiya y la Bekaa”, señala Baram. “Cuanto más se intensifica la presión militar israelí, más se erosiona la moral de Hezbollah y su capacidad para mantener su membresía. »

En el plano político, la crisis social y económica provoca cambios significativos en el equilibrio de fuerzas. Por primera vez, el *Movimiento Patriótico Libre*, un aliado clave de Hezbolá, anunció su retirada de la coalición.
“Fue un punto de inflexión”, dice Baram. “El FPM, dirigido por Gebran Bassil, apoyó a Hezbolá durante años. Pero hace cuatro días, Bassil declaró públicamente: *Hezbollah ya no puede pretender proteger al Líbano. Quien abre un frente a causa de Gaza no lo hace por el Líbano*”. De los 128 miembros del Parlamento libanés, 17 miembros del FPM anunciaron que ya no apoyarían las políticas de Hezbolá.

Fracturas internas y oposición creciente

Incluso dentro de Hezbollah, los cambios en las posiciones políticas reflejan la profundidad de la crisis. El secretario general adjunto de la organización, Naim Qassem, ha alternado recientemente diferentes posiciones respecto al alto el fuego, mostrando desacuerdo interno.
“Ésta es la primera vez que Hezbolá parece separar los frentes”, explica Baram. “Hassan Nasrallah, que defendió la unidad de los frentes, debe estar revolviéndose en su tumba. Su política está colapsando. »

Al mismo tiempo, las tensiones comunitarias están aumentando. Los drusos, alguna vez relativamente tolerantes con Hezbollah, están expresando una oposición cada vez mayor.
“Los canales libaneses muestran un claro aumento de la resistencia drusa”, observa Baram.

Entre los cristianos, la oposición se vuelve abierta y virulenta. “Algunos cristianos siempre se han opuesto a Hezbollah, pero hoy, incluso los partidos que lo apoyaron, como el CPL, le están dando la espalda. »

Una organización debilitada

“La presión sobre Hezbollah es multidimensional y precisa”, concluye el profesor Baram. “Israel ha logrado socavar la base de apoyo social de la organización, socavando la moral de sus miembros y provocando importantes divisiones políticas. »

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