Crónicas eurófilas 7/7
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En quince años de batalla, la Comisión Europea ha conseguido eliminar las tarifas de itinerancia telefónica e imponer la universalización de los cargadores. Próximo proyecto: el fin de los costes de las llamadas realizadas al extranjero.
Auge del populismo, del euroescepticismo, de la abstención… Ante el pesimismo, Libé opta por adoptar el punto de vista opuesto y recordar las contribuciones positivas y concretas de la UE a nuestras vidas, desde el espacio Schengen hasta el pase Interrail, desde Erasmus hasta las capitales instituciones culturales europeas.
Bruselas, 2009. BlackBerry, Nokia y Motorola siguen en manos de todos. A menudo tienen llaves y, a veces, incluso solapas. Los recargamos utilizando una treintena de modelos de cable diferentes y los apagamos con cuidado cuando nos vamos de viaje, para evitar una factura disparatada como regalo de vacaciones. Ese año, la Comisión Europea lanzó una lucha que parecía casi futurista: poner fin a las tarifas de roaming telefónico (el itinerancia) y universalizar los modelos de cargadores.
Quince años después, la batalla está prácticamente ganada. Las tarifas de roaming desaparecieron en la UE en 2017 y a partir de este otoño ya no será posible vender un teléfono, una tableta, unos auriculares u otro dispositivo electrónico