Clovisnerys Bejarano se arrodilla para rezar ante el cuerpo de su madre, Saturnina, fallecida hace casi 30 años, pero cuyos rasgos permanecieron intactos gracias a un proceso de momificación “espontáneo” aún inexplicado que se produce en el pueblo colombiano de San Bernardo. “Aún conserva su carita mate, redonda, su cabello trenzado…”, describe frente al ataúd de cristal, expuesto en el Museo de las Momias de esta ciudad ubicada a unos cien kilómetros al sur de la capital Bogotá.
En 1993, el cuerpo de Saturnina Torres de Bejarano, fallecida a causa de un problema cardíaco, fue depositado en una bóveda del cementerio de la localidad. Cuando fue exhumada ocho años después, sus familiares descubrieron que sus restos estaban prácticamente ilesos. Un descubrimiento sin mucha sorpresa para los habitantes de San Bernardo.
“La momificación se ha convertido en nuestra vida cotidiana”, explica Rocío Vergara, directora del museo donde se presentan los cuerpos de 14 personas que escaparon a la descomposición -algunas todavía conservan los ojos y las uñas- por motivos inexplicables.
“¿Cómo podemos quemarlos?”
El primer descubrimiento de un cuerpo momificado en este cementerio data de 1953 y, desde entonces, el fenómeno se ha repetido, con hasta 50 “momias” al año a finales de los años 1980. Hoy en día no quedan más que un puñado. de casos cada año, según el director del museo, y la mayoría de las familias optan por incinerar los cuerpos.
Una decisión que Clovysnerys Bejarano, quien regularmente lleva a sus nietos a ver el cuerpo de su bisabuela, no entiende. “Dios quiso dejárnoslo a nosotros, y así lo tenemos. Cuando lo vemos en este estado, ¿cómo vamos a hacer que arda?”, se pregunta la ama de casa de 63 años. Según Rocío Vergara, “aunque se ha abierto la puerta a la investigación académica, nadie ha logrado determinar el motivo exacto” de la preservación de los cuerpos en el cementerio de la ciudad.
En San Bernardo queremos creer que este fenómeno de momificación se debe a la buena alimentación de los habitantes de este pueblo agrícola. Una teoría que no encuentra respaldo científico.
Los cuerpos momificados no tienen ningún punto en común particular: los fallecidos tenían diferentes edades en el momento de su muerte y no predomina ningún género, constitución o ubicación en el cementerio.
como hornos
En cuanto al clima, que también fue estudiado, resultó paradójicamente “templado y húmedo”, “lo que debería facilitar la descomposición de los cadáveres”, añade Rocío Vergara. Por otro lado, la respuesta se encuentra con certeza en las bóvedas, ya que el fenómeno comenzó a darse cuando el Municipio inauguró un nuevo cementerio, en el que no hay tumbas en el terreno.
Luego de un recorrido por el museo, la antropóloga e investigadora de la Universidad Nacional de Colombia Daniela Betancourt señala que las momias de San Bernardo tienen una apariencia similar a las de Guanajuato, México y Palermo, Italia. Ella ofrece su propia explicación: “El cementerio está en la ladera de una montaña empinada. El viento sopla constantemente, pero al mismo tiempo hace calor. Podemos suponer que las bóvedas funcionan como hornos, que van deshidratando los cuerpos poco a poco. Sin embargo, advierte que sería necesario verificar científicamente su hipótesis.
(afp)
