Un criador estadounidense que intentó crear una especie híbrida de oveja gigante importando material genético de Asia Central fue sentenciado el lunes a seis meses de prisión, anunció el Departamento de Justicia.
Arthur Schubarth, de 81 años, importó ilegalmente desde Kirguistán material de ADN extraído de un muflón argali, la oveja montañesa más grande del mundo, con fines de clonación e inseminación ilícitas. Todo con la esperanza de revender híbridos de esta especie para la caza, al que llamamos Marco Polo, en homenaje al explorador veneciano que lo conoció en el siglo XIII. Apreciados por su carne y sus enormes cuernos en espiral, estos muflones pueden alcanzar los 200 kg para un macho adulto.
“Este tipo de acciones encaminadas a crear animales híbridos son tan artificiales como ilegales”, denunció uno de los fiscales encargados del caso, Jesse Laslovich, en un comunicado de prensa en el que anunciaba la condena.
Propietario de un rancho en el estado de Montana, el criador utilizó muestras de ADN para clonar embriones en un laboratorio genético, que implantó en ovejas de su rebaño. Esto resultó en el nacimiento el 15 de mayo de 2017 de una oveja argali macho, a la que llamó “Rey de la Montaña de Montana”, también conocido como MMK.
Con la ayuda de al menos cinco cómplices no identificados, Arthur Schubarth utilizó semen de MMK para inseminar ovejas con otras especies de ovejas con el fin de lograr el cruzamiento. El objetivo era crear animales más grandes y, por lo tanto, más rentables para venderlos en cotos de caza, particularmente en Texas, donde los clientes pagan por cazar animales en cautiverio.
Con sus maquinaciones, Arthur Schubarth “amenazó la vida silvestre nativa de Montana”, señaló el fiscal en el comunicado. Violó leyes internacionales que preservan la viabilidad y la salud de las poblaciones animales en su estado natural, así como la Ley Lacey, un texto estadounidense que prohíbe el comercio de productos de la naturaleza obtenidos ilegalmente o sujetos a declaraciones fraudulentas.
El criador se había declarado culpable de dos cargos, cada uno de los cuales conllevaba una pena máxima de cinco años de prisión y una multa de 250.000 dólares. Además de sus seis meses de prisión, se le ordenó pagar tres multas, por un total de 26.200 dólares.