¿Tiene Barnier este órgano que Chirac decía que era imposible de trasplantar?

¿Tiene Barnier este órgano que Chirac decía que era imposible de trasplantar?
¿Tiene Barnier este órgano que Chirac decía que era imposible de trasplantar?
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Estamos esperando al gobierno. Tic-tac, tic-tac. La espera se hace insoportable. ¿Para la Pascua o para la Trinidad? A más tardar el domingo: como el conejo blanco deAlicia en el País de las MaravillasMichel Barnier llega tarde. No es un conejo de seis semanas, pero podría ser víctima de una trampa. Ya se lamenta de la gravedad de la situación presupuestaria de la deuda como un nuevo propietario engañado por una podredumbre seca que los diagnósticos obligatorios habrían subestimado.

En cuanto a los nuevos ministros, para mantenerse en el registro de los de pelo corto y orejas grandes, todo hace pensar que Emmanuel Macron –cuyo nombre rima con juego de manos– sacará conejos de la chistera y que se parecerán a los antiguos, que creíamos expulsados.

Llámenle Garcimacron o Emmanuel Majax. De los dieciséis ministros propuestos por Michel Barnier, diez serían macronistas y la impresión de novedad sólo se debe al mercado de fichajes y al juego de las sillas. ¿Rachida Dati se quedará en Cultura o se incorporará a Educación Nacional? También se habla de Viollette Spillebout para este puesto. Por un juego de manos, el nombre de François-Xavier Bellamy, que en un momento se esperaba -¡pfffttt!- ha desaparecido. ¡Pero qué sorpresa!

Los últimos serán los primeros

El primero será el último, y viceversa. Tal vez porque su primer nombre es Emmanuel, el presidente siguió el mandato evangélico: al nombrar a Barnier, permitió que los LR, los tontos de las elecciones, subieran al podio de la selección. El presidente hace milagros: resucita a los muertos políticos. A menos que, como San Luis, haga que los LR, los tontos de las elecciones, suban al podio de la elección. En fin Justicia: Hetzel, Genevard, Retailleau, Garnier… estos son los allegados de Fillon a quienes se les pide que rindan cuentas: la victoria les fue robada de una manera completamente antidemocrática y es de la misma manera como se les ha devuelto hoy.

Tomemos nota de dos declaraciones estruendosas… exigidas por el RN, que puso la pistola de la censura en la sien de Michel Barnier: Éric Dupond-Moretti y Gérald Darmanin. Uno podrá volver a jugar al futbolín con los delincuentes. En cuanto al otro, no sabemos nada de las actividades de ocio a las que se dedicará a partir de ahora, pero no podemos desaconsejarle demasiado que vaya a los estadios de fútbol británicos, algunos aficionados a los que ha deshonrado tal vez no se lo hayan perdonado todavía.

… y dos interesantes incorporaciones potenciales: Bruno Retailleau en el Interior y Laurence Garnier en la Familia. Una derecha de la derecha, un pleonasmo que desde hace tiempo se ha revelado como un oxímoron.

Ya está desatada la manada: un extracto que muestra a Bruno Retailleau evocando “Francés sobre el papel” está circulando en las redes sociales. En cuanto a Laurence Garnier, su participación pasada en La manifestación para todos Y su negativa a constitucionalizar el aborto lo convierten en un blanco para ser asesinado con un hierro candente. Emmanuel Macron habría exigido, por estas razones, su cabeza.

Horas de verdad

Éste es el primer momento de la verdad para Michel Barnier: ¿cederá o no? ¿Tiene vía libre o se muestra servil? ¿Cederá a las vociferaciones de la izquierda que, como Mathilde Panot, ya clama por un nuevo mandato? “Macronismo de extrema derecha” ? Fue un disfraz lo que derribó a Fillon, es confeccionando un traje a medida de su equipo como la izquierda pretende expulsarlo. Hay que tener en cuenta que la caza de brujas siempre viene de la izquierda buena y nunca de la derecha mala, que no se inmutó cuando circuló el nombre de un partidario de Raphaël Arnault. La barrera republicana es como el cinturón que rodea París: está el grande, alrededor de RN, y el pequeño, alrededor de LR.

El segundo momento de la verdad, incluso si este gobierno así constituido lograse superar los innumerables obstáculos que aún se interponen en su camino –¿cómo reaccionará el RN, por ejemplo, ante la reelección de Agnès Pannier-Runacher, esta vez ecologista, que se negó a estrechar la mano del diputado más joven del RN?– será la prueba de los hechos: presuntamente insincero, agobiado por el desastroso balance del gran hablador y poco activo Nicolas Sarkozy, la oportunidad de redimirse que se le ofrece al LR es inesperada. Si no la aprovecha, no volverá a presentarse. ¿Podrá, atado de pies y manos, hacerlo mejor que Nicolas Sarkozy, que tenía todos los poderes? ¿Cómo podrá el equipo Retailleau-Migaud, si se confirma, triunfar donde fracasó el de Darmanin-Dupond-Moretti?

Los franceses, después de haber demostrado en una encuesta todas las esperanzas que habían puesto en Michel Barnier, no deberían lamentar rápidamente el período intermedio de los últimos meses, que, en su inmovilidad, tenía un cierto encanto. Una especie de interludio encantado –¡Oh tiempo, suspende tu vuelo!– durante el cual no ha ocurrido nada, como en el castillo de la Bella Durmiente. Y nada no es nada, como decía Raymond Devos. Porque hay menos que nada: es peor. Y ya se habla de aumentar los impuestos…

Si Michel Barnier decepciona, LR no estará muerto: ya lo estuvo. Será enterrado para siempre. Le corresponde al Primer Ministro demostrar que no le falta este precioso órgano del que, según la famosa fórmula del difunto presidente que lo llamaba, al parecer, el “instructor de esquí”, carecemos de donantes para trasplantes, sobre todo en política. Los instructores de esquí saben cómo bajar las pistas; aquí, se trata de volver a subir. Salvó a Emmanuel Macron, pero ¿podrá salvar a Francia?

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