La Juve contagia a la Diosa

La Juve contagia a la Diosa
La Juve contagia a la Diosa
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Llega Kolo Muani y mientras tanto la Juve anota trece. En el sentido de empates en 20 partidos, es comprensible que haya tanta urgencia en el mercado de fichajes. Por lo tanto, el partido acabó como siempre, con el equipo de Thiago Motta en la grada debido a la descalificación posterior al derbi, incapaz de gestionar el resultado ante un Atalanta que ciertamente no siempre estuvo tan brillante como de costumbre. Pero la Juve es lo mejor que puede ser, lo que exige que Giuntoli trabaje demasiado.

En definitiva: no todo funciona en el campo, aunque al final te diviertas. La primera parte es confusa y triste durante mucho tiempo, porque mientras espera a un atacante que tampoco está esta vez (y a la ausencia de Vlahovic se suma la nostalgia de Conceicão), el técnico de la Juventus observa su fútbol líquido que oscila en la búsqueda de un posible bola. Y así: mientras la Diosa lo intenta pero sólo recoge un disparo de Lookman detenido por Di Gregorio, la Juve defiende con 11 hombres detrás del balón, y luego intenta hurgar en algo en ataque intentando perder el balón. Así que el protagonista evidentemente acaba siendo Koopmeiners, que la víspera había dicho con optimismo que esperaba un aplauso de sus antiguos aficionados, y que en cambio era sepultado por un rugido cada vez que tocaba el balón. Y ciertamente la jugada resbaladiza con la que envía el balón la única vez que logra liberarse de la defensa contraria no hace justicia al precio de su precio de verano. Aún así lo intenta, y ni siquiera juega mal, y si nos vamos al descanso sin gol es porque cuando a su alrededor intentan subir el ritmo, los intentos de McKennie, Nico González y Yildiz justo al silbato que conduce al té caliente de Deberes, sólo abuchean a Carnesecchi. Quien hace la parada más difícil en un centro del turco que se vuelve peligroso porque nadie lo toca. Pero la señal es clara.

Y de hecho: la segunda parte comienza con Gasperini con las manos en los bolsillos en busca de un Atalanta menos descolorido que encuentra en cambio una Juventus más convencida. En ausencia de delanteros, el héroe se convierte en Kalulu, un defensor polivalente que primero golpea el poste con la cabeza en un córner (con Carnesecchi sacando el balón en la línea a dos centímetros de la portería) y luego entra por el carril izquierdo para finalmente encontrar la red. Es el gol que lo cambia todo, sobre todo porque convence a Gasp de cambiar: primero entra Samardzic, luego también Bellanova y Retegui. Por fin el verdadero Atalanta.

Y mientras la Juve se obligaba a retroceder, fue el italo-argentino quien encontró en el centro del área el disparo que recompensó el asedio de Bérgamo.

En definitiva, la historia habitual, que no cambia porque el suplente Zaniolo se come la ventaja, pero sobre todo porque en el tiempo de descuento Yildiz vuelve a encontrar la diagonal equivocada sólo delante de la portería. Quién sabe si Kolo Muani será suficiente a estas alturas.

Senegal

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