La prefectura del Bajo Rin ha activado el nivel 1 del plan Ggrand Froid, que permite abrir espacios de alojamiento adicionales para las personas sin hogar. Un plan que sigue siendo insuficiente para las familias obligadas a dormir a la intemperie.
El frío comienza a llegar al este del país. -6°C bajo cero el martes por la mañana en Epinal, -4°C en Mulhouse o incluso -3°C en Estrasburgo. La prefectura del Bajo Rin anunció el domingo la activación del nivel 1 del plan de frío extremo, que permite abrir temporalmente plazas de alojamiento adicionales.
Los servicios estatales invitan a cualquier persona en peligro a que llame al 115. Pero esto no es suficiente para las personas sin hogar y las asociaciones que intentan ayudarlas en Estrasburgo.
“Es un desastre”
Entre las cuarenta tiendas, algunos fuegos rompen la oscuridad. Este lunes por la tarde hace menos 2 grados. Alex y Daniela intentan calentarse, su hijo juega con un plumífero junto a las brasas.
“Los niños tienen mucho frío. Tienen tres años y el otro tres meses. Es un desastre”, respira.
Su hijo pasó el día en la escuela. Como todos los días, llamaron al número de emergencia con la esperanza de encontrar alojamiento. “Llamamos al 115, dijeron que no tenían lugar para la familia. Todos los días es: no hay lugar, no hay lugar… No lo sé”, susurran estos padres.
Voluntarios sin soluciones
Se han abierto plazas gracias al plan de frío extremo. Útil, por supuesto, pero insuficiente para Sabine Carriou, voluntaria de la asociación Petites Roues.
“Es bastante simbólico. Este plan de frío extremo prevé 13 plazas adicionales. Más de 700 personas llaman cada día al 115. Es un problema que ya ni siquiera es crónico sino permanente”, juzga.
También se ha ampliado el horario del centro de día. Una falsa buena idea, según Stéphane Mourlame, educador especializado de Acción Solidaria de Estrasburgo. “Si la gente tiene calor un poco más, todavía tendrá frío el resto de la noche. Además, agota a las personas que permanecen abiertas más tiempo, con el riesgo de tener problemas sociales y cansar a los voluntarios. Y no tenemos ninguna solución concreta detrás de esto”, señala.
Las asociaciones piden urgentemente la apertura de un gimnasio, pero sobre todo soluciones de alojamiento duraderas.
Lucile Pascanet con Guillaume Descours
