En este día especial que debe ser el de la paz, la fraternidad y el compartir, ya sea que estés en familia, en operación, de servicio, solo o con tus hermanos de armas, Zone Militaire te desea una Feliz Navidad 2024.
Cada año, es costumbre acompañar este breve mensaje navideño con un poema. Esta vez será un texto del comandante Antoine de Saint-Exupéry, extraído de su obra “Citadelle”.
Pero he construido mis centinelas en la hora de la guardia. Y hay alguien aquí para comer. Su comida es algo más que el cuidado que se le da al ganado para aumentar la circunferencia del vientre. Es la comunión del pan de la tarde de los centinelas. Y ciertamente todo el mundo lo ignora.
Sin embargo, así como el trigo del pan, a través de ellos, se volverá vigilante y vigilará la ciudad, resulta que la vigilancia y la mirada que abraza la ciudad, a través de ellos, se convierte en religión del pan. No es el mismo pan el que se come. Si quieres leer sus secretos, que ellos mismos desconocen, ve y sorpréndelos en la zona reservada, cuando estén cortejando mujeres. Les dicen:
“Estaba allí, en la muralla, y escuché tres balas silbando en mi oído. Me mantuve erguido, sin miedo. »
Y hunden los dientes en el pan con orgullo. Y tú, estúpido, que escuchas las palabras, confundes el pudor del amor con la fanfarronería de un matón. Porque si el soldado cuenta así la hora de la patrulla, es mucho menos para parecer grandioso que para deleitarse con un sentimiento que no puede expresar. No sabe cómo admitirse a sí mismo su amor por la ciudad. Morirá por un dios cuyo nombre no puede decir. Él ya se ha entregado a él, pero exige que lo ignores. Él exige esta ignorancia de sí mismo.
Parece humillante parecer dejarse engañar por grandes palabras. Por no saber formularse, instintivamente se niega a someterse a tu ironía, su frágil dios. Además de su propia ironía. Y ves a mis soldados jugando al matón y a los matones – y disfrutando de tu error – para probar en algún lugar, en lo más profundo de ellos, y como en un fraude, el maravilloso sabor del regalo del amor.
Y si la chica les dice: “Muchos de vosotros –y esto es muy duro– moriréis en la guerra…”, se les oye asentir ruidosamente. Pero lo aprueban con gruñidos y maldiciones. Sin embargo, despierta en ellos el placer secreto de ser reconocidos. Ellos son los que morirán de amor.
Y si hablas de amor, ¡se reirán en tu cara! ¡Los tomas por incautos cuya sangre se extrae con frases coloridas! ¡Valiente, sí, por vanidad! Se hacen el matón por modestia de amor. Entonces tienen razón porque sucede que a usted le gustaría que los engañen.
Usas el amor por la ciudad para invitarlos a salvar tus áticos. No les importan tus vulgares áticos. Te hará creer por desprecio hacia ti que se enfrentan a la muerte por vanidad. Realmente no entiendes el amor por la ciudad. Lo saben de ti, el saciado. Salvarán la ciudad con amor, sin decírtelo, e insultantemente, ya que tus graneros viven en la ciudad, te tirarán como un hueso al perro, tus graneros salvados.