Los goles, el orden y los guantes de Antonio Sivera decidieron el devenir de la visita del Alavés a Osasuna por la jornada 16 de Liga. El ‘Chacho’ Coudet apenas tuvo tiempo de aclimatarse al puesto de Luis García Plaza antes de una decepcionante eliminación en la Copa del Rey frente a la Deportiva Minera, pero encaraba el desplazamiento a Pamplona con algunos días más de trabajo y el césped lo notó.
Los suyos tardaron tan solo 36 segundos en marcar, así que el desarrollo del partido quedó condicionado nada más arrancar. Aun así, permeó una apuesta por el orden y por ir cambiando de idea dependiendo de lo que el contexto exigía. Los balones en largo rumbo a Kike García y los balones filtrados eran sustituidos por combinaciones de mayor amase a la pelota cuando el estratega consideraba que sus filas se estaban echando demasiado atrás.
Precisamente conectar bien con Kike decantó la balanza en su favor en el primer minuto. Un centro lejano de Carlos Martín le sirvió al veterano artillero para desmarcarse entre Boyomo y Catena para lanzarse en plancha y batir a Sergio Herrera a bocajarro. A pesar de encontrarse solo entre rivales, el ’17’ se las apañó, tanto en esta jugada como en el resto de la cita, para pillar desprevenidos a los centrales.
El 2-2, que terminaría siendo definitivo, fue la mayor prueba de ello. Con Osasuna por delante en el marcador merced a una remontada que invitaba a pensar que la inercia causaría una victoria local, explotó una ruptura de líneas hacia Carlos Vicente para amagar con correr recto, confundir a Catena y dar un paso atrás clave que el ‘7’ detectó a la perfección. Le mandó el cuero raso hacia el segundo palo y tan solo tuvo que depositarlo en las mallas. El ’24’ ‘rojillo’ ni siquiera se percató de su maniobra.
En contraste, eso sí, el ex del Rayo Vallecano dio la asistencia del gol que inició la recomposición de los de Vicente Moreno. Al poco de arrancar la segunda mitad, recibió un balón alto desde la banda derecha, lo dejó de cara a sabiendas de que Budimir es un mejor especialista que él en el remate y le vio definir, con una carambola con Abqar de por medio, la simiente de la vuelta a la tortilla que propiciaría Rubén García de falta.
El ’14’ se asoció con la fortuna al botar una infracción que Antonio Blanco había cometido por un manotazo en la cara a Budimir. Intentó sorprender a Sivera por su palo, el izquierdo, y el guardameta le leyó las intenciones, pero el esférico rebotó en Jon Guridi, cambió de sopetón de trayectoria y alcanzó las redes sin que el cancerbero tuviera opción de respuesta. El destino fue cruel con el ’18’, que, sin brillar en demasía, había cuajado una actuación equilibrada.
Con estos dos tantos, la sensación en El Sadar era no solo de que Osasuna iba a ganar, sino que podía hacerlo con una renta mayor. Sivera lo evitó en el antes y en el después. Previamente, con 0-1 en el luminoso, sacó a relucir una manopla salvadora, abajo a su derecha, ante un zapatazo de Catena tras un centro de Eraso que chocó con un zaguero. El lateral de los anfitriones avisó varias veces en el primer acto, pero el Alavés no taponó esta sangría y estuvo a punto de pagarlo.
Posteriormente, Sivera registró más intervenciones de mérito. La más frenética se basó en un ‘sprint’ de poste a poste para tirarse con todo ante un tiro de Raúl García de Haro y despejarlo con la rodilla izquierda. Salpicadas alrededor de esta salvada, anotó otras como una segura detención a un chut de Budimir a su ángulo más cercano o una mano a bocajarro frente a un testarazo del croata en una jugada que acabó anulada por fuera de juego.
Estas ocasiones reflejan que, a los puntos, se puede determinar que los pamplonicas podrían haber ganado el partido, pero, al fin y al cabo, el Alavés aguantó el ímpetu de una remontada hasta el punto de restañar el empate y se apoyó en su portero para resistir las tablas. Asoman los primeros brotes verdes en una de las plazas más espinosas de Primera División. Los de Vicente Moreno posponen su regreso a posiciones europeas.
Crónica en edición…