Turbulencias hasta el final de los debates, atmósfera plomiza y dirección ciega por parte de la presidencia azerbaiyana… Después de dos semanas de un lento descenso hacia una pista de aterrizaje indeterminada, el 29mi La Conferencia de las Partes sobre el Clima (COP29) en Bakú, Azerbaiyán, concluyó el domingo 24 de noviembre en la división.
Al final de la noche, ciertamente se logró un acuerdo sobre financiación climática a través de una lucha. Pero inmediatamente fue cuestionado en voz alta por algunos países en desarrollo en una atmósfera eléctrica, sin precedentes en el corazón de este foro de la ONU regido por el consenso. El punto culminante de dos semanas durante las cuales el multilateralismo de la COP, hasta ahora bastante protegido de las crisis geopolíticas y de las guerras en curso, fue chocó contra un muro entre el Norte y el Sur.
Alrededor de las tres de la noche del sábado 23 al domingo 24 de noviembre, tras la llegada de un texto final y múltiples momentos de vacilación, el presidente de la COP, Mukhtar Babayev, utiliza la misma técnica que algunos de sus predecesores, como Laurent Fabius, durante la COP21 en París, o Sultan Al-Jaber durante la de Dubai (Emiratos Árabes Unidos), el año pasado. Una mirada rápida alrededor de la sala y su mazo cae inmediatamente, sellando la adopción de la Nueva Meta Cuantificada Colectiva (NCQG). Texto crucial de esta conferencia, el acuerdo prevé que los países desarrollados paguen 300 mil millones de dólares (287 mil millones de euros) en ayuda financiera a los países en desarrollo para financiar su transición climática de aquí a 2035.
Lejos de las expectativas
Tras un aplauso y una gran ovación de parte de la sala, tomó la palabra el representante de la India. “Estamos dolidos, muy dolidos por lo que ha hecho la presidencia y la secretaríadeclaró la delegada india Chandni Raina, que había indicado que deseaba hablar ante el mazo. La India no acepta esta propuesta en su forma actual. Este documento es una ilusión óptica. »
Ella es aclamada, al igual que los representantes de Cuba, Bolivia y Nigeria, que acusan a los países ricos de no asumir el coste de sus históricas emisiones de gases de efecto invernadero. “Los países desarrollados quieren que respetemos el umbral de +1,5°C de calentamiento, pero se oponen a que los países en desarrollo tengan los medios para reducir sus emisiones”continúa Diego Pacheco, jefe de la delegación boliviana. Nueva ovación en el pleno de la COP, que nunca había vivido semejante protesta. Un desaire para Azerbaiyán y una profunda mella en la diplomacia climática.
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