EL EDITORIAL DE FÍGARO – El escritor franco-argelino se presenta como un luchador por la verdad. Debemos luchar por él.
Desde su llegada a Argel el pasado sábado, Boualem Sansal ha desaparecido. Sin embargo, todas las miradas están puestas en el mismo lado. Hacia una potencia argelina que, fiel a sus costumbres, ama las malas pasadas, destaca en lo no dicho, avanza enmascarada. Hacia un poder argelino para el que este escritor de 75 años, con su pluma brillante, feroz e intransigente, encarna todo lo que no es: coraje, sinceridad, garbo.
Donde esté, ¿Boualem Sansal sería rehén del mal humor mostrado en los últimos meses en Argel? ¿Contra Emmanuel Macron, que acaba de reencontrarse con Rabat y reconocer el carácter marroquí del Sáhara Occidental? ¿Contra el premio Goncourt que coronó a Kamel Daoud, otro cazador de talentos del régimen? ¿Contra París, que concedió la nacionalidad francesa a principios de año a los dos novelistas, Sansal y Daoud? Estos episodios se viven como “humillaciones” en el palacio presidencial de El-Mouradia. Nosotros no…
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