Tienes toda la razón. Hoy vemos que casi toda la clase política francesa se opone al proyecto de tratado UE-Mercosur, al igual que el presidente Macron y el gobierno de Barnier.
Esto se debe, por un lado, a la especificidad de este tratado, cuyos inconvenientes anunciados (competencia para la agricultura francesa) se perciben como mucho mayores que los beneficios previstos (nuevos mercados para nuestras industrias y servicios).
Pero, en términos más generales, la opinión de la clase política ha evolucionado enormemente en los últimos años sobre estos temas. Cuando comencé a trabajar en tratados de libre comercio en 2014, la oposición se limitaba a la izquierda radical, los ambientalistas y la extrema derecha. La derecha, los centristas y los socialistas se mostraron en general favorables a estos acuerdos, con distintos matices.
Pero el regreso en los últimos años de los temas de soberanía y proteccionismo, combinado con una mayor atención a los efectos nocivos del libre comercio sobre las deslocalizaciones y las desigualdades, han hecho añicos este cuasi consenso.