“Creo que hay un entendimiento común y un acuerdo de que comenzará con París y luego analizará otras ideas”, dijo el funcionario, a quien se le concedió el anonimato para discutir las consideraciones políticas en evolución.
Mandy Gunasekara, quien fue jefa de gabinete de la EPA durante la última administración Trump, ha abogado por que Trump cumpla esta vez con su salida del marco climático.
“Creo que la gente tiene una idea clara de cómo se utiliza mal el proceso de la ONU para atar las manos de la política interna”, dijo, caracterizando de manera inexacta los compromisos no vinculantes que los países asumen bajo el acuerdo climático de París. “Y eso… crea el tipo de motivación política necesaria para considerar retirarse de la CMNUCC en lugar de simplemente una cuestión derivada como el Acuerdo de París”.
Estados Unidos bajo Trump aún puede encontrar formas de participar en conversaciones sobre el clima global, particularmente con respecto al despliegue de nuevas tecnologías como la energía nuclear avanzada o la captura de carbono, dijo el director ejecutivo de la Asociación de Energía de Estados Unidos, Mark Menezes, quien fue el número dos en el anterior Departamento de Energía de Trump. Pero contribuir con nuevas sumas de dinero a proyectos climáticos de países en desarrollo probablemente no sea un buen comienzo, afirmó.
“Si se trata de que Estados Unidos va a aportar miles de millones de dólares y otros países no contribuirán con ningún tipo de fondos, no creo que eso vaya a llegar muy lejos”, dijo Menezes.
La disonancia cognitiva entre lo que sucedía en Washington y Bakú era, al menos para un líder, demasiado difícil de soportar.
El primer ministro albanés, Edi Rama, dijo que había descartado su “discurso bien preparado” después de sentarse en el salón reservado para los líderes que esperaban sus espacios de discurso de tres minutos. ¿Qué significa todo esto, preguntó, “si los mayores contaminadores del mundo continúan como siempre?”
“Estaba mirando las pantallas de televisión silenciosas”, dijo Rama. “La gente allí come, bebe, se reúne y se toma fotos juntos mientras esas imágenes de discursos sin voz de los líderes suenan una y otra vez en el fondo. Para mí, esto parece exactamente lo que sucede en el mundo real todos los días. La vida continúa con sus viejos hábitos y nuestros discursos, llenos de buenas palabras sobre la lucha contra el cambio climático, no cambian nada”.