Ramzy Bedia en “Youssef tiene éxito”. DR
Por Karim B. – Youssef Salem no lo puede creer. Choque tóxicola novela autobiográfica que escribió “por el placer de escribir, nada más”, recibió el Premio Goncourt. El mayor de un inmigrante argelino, cuenta las aventuras de su familia y desvela los secretos que le alejarán a su padre, fallecido de un paro cardíaco al descubrir el contenido en bruto que su hijo no conseguirá ocultarle. El musulmán conservador que es se entera de que Youssef es alcohólico, que una de sus hijas es lesbiana y está en unión civil, que su otra hija, que lleva un turbante no por piedad sino para burlarse de los hombres que se oponen al hijab, se pega un tiro. antidepresivos. Cuando se anunció el ganador de la prestigiosa distinción literaria, el autor explicó que “el libro es una mentira y el escritor una fantasía”, en un discurso improvisado ante un público de periodistas emocionados, armados de cámaras y cámaras para inmortalizarlo. momento histórico.
La trama de estos hechos se desarrolla en una película, Youssef Salem tiene éxitoen la que el papel principal lo desempeña el talentoso hijo de Kabylie Ramzy Bedia, que se hizo famoso gracias a la serie humorística h, donde desempeña el papel de un aburrido camillero en un hospital, antes de dirigir un bistró en la acera de enfrente. Una escena de esta comedia, dirigida por Baya Kasmi en 2022, revela muy bien el lado desconocido del premio Goncourt. Un diálogo entre el novelista, escéptico y despreocupado, y su editor, impulsado y devorado por la ambición, arroja luz sobre los caminos secundarios que conducen hasta allí.
En un intercambio en el despacho de su editor, que intenta convencerle de que su obra tiene todas las posibilidades de ser coronada, Youssef responde, mientras ve su tormentosa entrevista televisiva del día anterior, que “¡es horrible!”. “Represento la mediocridad”, confesó en el programa cultural, durante el cual un crítico respondió, tajante: “Me cuesta mucho leer este libro, porque está muy mal escrito, eso es todo. Si genera algún interés por un pequeño microcosmos literario es por pura condescendencia. Las historias sobre los glúteos en las ciudades son bonitas”. Su editor lo reformula, dándole una lección magistral sobre la esencia del premio en cuestión, que sólo de paso está relacionado con las bellas letras. Ella lo sermonea, lo sacude: “¿Pero qué es lo que quieres al final? ¡Hablamos de ti en todas partes!
“Tal vez la gente compre tu libro por el motivo equivocado, pero lo que importa es que lo compren y luego descubrirán que es literatura. Si tuviera que pagar a todos estos idiotas [les journalistes, ndlr] decir todo eso [présenter la fiction comme un chef-d’œuvre, ndlr]lo habría hecho”. “¿Así es como defiendes la literatura?” -responde Youssef, desilusionado. “La controversia vende y esto es sólo el comienzo. Primera etapa del cohete. Ahora los periodistas, los intelectuales irán al frente a defendernos, eso es un acontecimiento literario. La segunda etapa del cohete. Lo ideal es llegar al piso tres, con psicodrama familiar, revelaciones sobre tu sexualidad, etc.” Youssef objeta. “¿Nos quedaremos en el segundo piso?” pregunta el editor. “¡Oh sí!” él responde, asintiendo.
Cualquier parecido con los hechos y con un personaje existente no es en modo alguno fortuito y no es en absoluto una pura coincidencia. Simplemente reemplace al árabe ficticio Youssef Salem con el árabe real Kamel Daoud y Choque tóxico par huríes para armar el rompecabezas.
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