Los “Bulls” consiguieron el miércoles en Rotterdam una victoria totalmente inesperada. Sin embargo, esto no surgió de la nada.
Sólo los más audaces optimistas del fútbol rojiblanco lo anticipaban:
El FC Salzburg, que tal vez atravesaba su peor crisis deportiva desde la llegada de Red Bull, derrotó el miércoles al principal equipo holandés Feyenoord Rotterdam (informe del partido >>>) y con ello escribió su nombre en la fase de grupos de la Liga de Campeones en último.
Con estos tres puntos no sólo se mantienen vivas las mínimas posibilidades de pasar a la fase eliminatoria, sino que también se recupera una gran confianza en la ciudad de Mozart.
“El entrenador dijo antes del partido: ‘Todos piensan que este será un partido fácil para el Feyenoord’. Hemos demostrado que no es así y estamos de vuelta”, afirmó Nicolás Capaldo.
El argentino tuvo que sustituir este miércoles como lateral derecho por la lesión de Amar Dedic. El segundo capitán bosnio fue una de las ocho ausencias que tuvo que soportar el equipo de la ciudad de Mozart.
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La situación de las lesiones era tan grave que hubo que recurrir a jugadores medio en forma como Lucas Gourna-Douath.
“Me lesioné y sigo lesionado. Mi tobillo está mal, pero tenía muchas ganas de jugar para el equipo”, afirmó el francés tras el partido, en el que también recibió una patada en el tobillo lesionado, que le provocó Su oponente Chris-Kevin Nadje recibe una tarjeta roja.
Quizás las circunstancias previas al partido, en las que prácticamente todo estaba en su contra, reunieron a los jóvenes “Bulls” en el momento adecuado. Para que conste: Últimamente se les ha acusado a menudo de ser once luchadores individuales en el campo y no un equipo.
“Fue un partido duro para nosotros, también mentalmente. Hoy se pudo ver que el espíritu de equipo estaba presente en el campo”, dijo Samson Baidoo. Respiró hondo: “No ha sido un momento fácil. Un partido así te quita un peso de encima cuando realmente juegas bien como equipo en un estadio así contra un rival así”.
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La mayor carga, por supuesto, recayó sobre Pep Lijnders. Aunque el holandés fue absuelto explícitamente por la dirección del club de Salzburgo, era evidente cuánto pesaban sobre él los constantes contratiempos. La figura que alguna vez fue optimista se convirtió en una figura abatida, aferrándose a un clavo ardiendo.
No ha perdido el sentido del humor durante este tiempo. “Bromeé diciendo que sólo puedo ganar en Holanda”, bromeó, refiriéndose al verano de la clasificación para la CL, cuando su equipo eliminó al Twente Enschede.
Expresó su orgullo por sus jugadores y dijo: “Y para mí es un alivio”. La victoria en el increíblemente atmosférico De Kuip también le tranquilizó, como se merecía.
“Lo hicimos bien. Defendimos inteligentemente, agresivamente y en los espacios adecuados. Esto puso el juego de nuestro lado”, mencionó Lijnders, destacando la presión visiblemente más efectiva del Salzburgo esta vez.
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En particular, los jugadores de la ciudad de Mozart colocaron su primera línea de presión más abajo de lo habitual y, por lo tanto, evitaron encontrarse con contraataques con tanta frecuencia. “Les dejamos jugar un poco”, señaló Baidoo.
Y Lijnders explicó: “Para mí lo más importante fue que tuviéramos paciencia sin el balón y que apretáramos con mucha agresividad en los momentos adecuados para robar el balón”.
Para lograrlo, el holandés se desvió ligeramente de su sistema preferido, el 4-3-3. Frente al balón, los “Bulls” se posicionaron más en un 4-1-4-1, y en posesión pasó a ser un 4-2-4.
La idea era utilizar a sus dos centrocampistas defensivos, Mamady Diambou y Gourna-Douath, para sacar a los centrocampistas contrarios, Quinten Timber e In-beom Hwang, creando así espacio para Oscar Gloukh y Bobby Clark en los flancos, como resumió brevemente Lijnders.
Un equipo con confianza y un equipo sin confianza no es el mismo equipo.
La última vez que el plan de partido del jugador de 41 años funcionó tan bien fue hace varias semanas. Que esto volviera a suceder el miércoles “fue posible gracias a algunas actuaciones individuales realmente buenas de los muchachos”.
“Sabía que todavía estaba ahí. Era importante que saliera a la luz porque da un poco más de confianza para el futuro”, expresó Lijnders, quien en ocasiones ha sido acusado de abrumar al joven equipo de Salzburgo con sus complejas ideas futbolísticas.
La confianza ganada en Rotterdam puede ser un factor crucial para salir de la crisis. Porque, como cree Lijnders: “Un equipo con confianza y un equipo sin confianza no es el mismo equipo”.
Especialmente en las competiciones nacionales, ahora los “Bulls” deben dar resultados con urgencia para no perder de vista sus objetivos. El objetivo de pasar a la siguiente ronda de la Liga de Campeones puede que ya esté fuera de alcance, ¿o no?
No, si se sale con la suya el jefe del equipo, Ralf Rangnick, que como experto de “Canal+” todavía cree en la progresión del Salzburgo, que prosperará en el papel de perdedor que deberá asumir en los cuatro partidos restantes contra el Bayer. Leverkusen, París Saint-Germain, Real Madrid y Atlético de Madrid.
“Siempre encuentra la manera de presionarnos”, se ríe Lijnders cuando se le pregunta al respecto. El holandés está especialmente contento de haber conseguido algunos puntos: “Tenemos tres puntos en la bolsa, podemos aprovecharlos. Ya no estamos al final de la tabla”.
De este modo se evita la humillación de terminar la fase de grupos sin un punto y le ahorra a Lijnders algunas noches de insomnio:
“Siempre decimos que merecemos estar en la Liga de Campeones, pero cuando no tienes puntos después de tres partidos, no se siente así. Estoy muy feliz de que tengamos tres puntos junto a nuestro nombre. Ahora puedo dormir mucho”. mejor.”