TRIBUNA. Mientras persista su origen, persistirán la guerra y la destrucción en Oriente Medio.

TRIBUNA. Mientras persista su origen, persistirán la guerra y la destrucción en Oriente Medio.
TRIBUNA. Mientras persista su origen, persistirán la guerra y la destrucción en Oriente Medio.
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lo esencial
Hamid Enayat, politólogo, especialista en Irán, colabora con la oposición democrática iraní (CNRI). Para El despachoanaliza la situación bélica en Oriente Medio.

El fuego que consume Oriente Medio desde hace casi un año fue encendido por el régimen religioso de Irán, y los mulás han avivado las llamas continuamente.

Procedente de la Edad Media, el régimen de los mulás se impuso en el siglo XXI por un accidente de la historia. Incapaz de responder a las necesidades de la sociedad, este régimen fundamentalista ha utilizado, desde sus inicios, una represión brutal contra su propio pueblo. Esta es una guerra contra la libertad, contra la soberanía popular y contra el derecho al voto. En 45 años, este régimen no ha conocido un momento sin guerra, sin terrorismo, sin crisis o toma de rehenes en la región. El dictador religioso siempre ha necesitado estos elementos para enmascarar su guerra interna contra el pueblo iraní.

Ali Jamenei, el líder supremo, reconoció recientemente que la guerra de ocho años contra Irak, con un costo de billones de dólares y millones de muertos y heridos, había servido para enmascarar la guerra interna del régimen y asegurar su supervivencia. En diciembre de 2016, dijo que “si los ‘sedicionistas’ no hubieran sido arrestados en Siria, habrían tenido que ser arrestados en Teherán, Jorasán e Isfahán”. En mayo de 2017, añadió que “sin la intervención de sus comandantes en Siria, el régimen se habría visto obligado a luchar en sus propias calles y ciudades”.

Hassan Rouhani, presidente de 2012 a 2020, también destacó en enero de 2016 que “sin la resistencia de los comandantes iraníes en Irak y Siria, el país no habría podido negociar con seguridad el acuerdo nuclear. Ebrahim Raïssi, ex presidente iraní, afirmó en abril de 2017 que “gracias a las acciones de los “defensores de los santuarios”, los combates se desarrollan lejos de Teherán y no en las calles de la capital”.

El régimen iraní utilizó el lema “Muerte a Israel” y “Muerte a Estados Unidos” para reunir a las fuerzas atrasadas de la región bajo un barniz religioso, convirtiéndolas en combustible para su maquinaria de guerra y terrorismo.

Los terroristas de este régimen orquestaron el ataque al cuartel de la Marina estadounidense en el Líbano, matando a decenas de soldados estadounidenses y franceses, lo que fue visto como una victoria por Teherán, fortaleciendo aún más su guerra y su estrategia terrorista. Poco a poco, su terrorismo desenfrenado se estableció como una “fuerza regional dominante”. Sin embargo, ni este terrorismo ni las tomas de rehenes perpetradas por Irán han visto reacciones apropiadas y firmes para detenerlos. La guerra de 2003 contra Irak facilitó la ocupación de ese país por parte del régimen iraní, matando a miles de tropas estadounidenses y decenas de miles de iraquíes, y finalmente tomando el control del país.

Mediante la extorsión mediante la guerra, el terrorismo y la toma de rehenes, los mulás han podido expandir su represión más allá de sus fronteras, utilizando su maquinaria propagandística para demonizar a sus oponentes. Lograron incluir a los muyahidines del pueblo en las listas terroristas europeas y estadounidenses, permitiendo así que el régimen continuara su represión y su belicismo sin oposición. Sólo mediante la intervención de tribunales independientes y abogados comprometidos se pudo eliminar a la resistencia iraní de estas listas.

“Dejamos en libertad a los culpables, pero castigamos a los inocentes. »

Como parte de sus tácticas de extorsión, el régimen incluso orquestó una redada policial en la oficina de la resistencia en París, amenazando con extraditar a su líder. Fue sólo a través de la movilización de la diáspora iraní y de los partidarios de la libertad en toda Europa que la resistencia logró revertir la situación y avanzar. Los levantamientos de 2017, 2019 y especialmente 2022 sacudieron los cimientos del régimen. Éste ya no dispone de medios adicionales para reprimir a su pueblo.

Así, Jamenei recurrió una vez más a una vieja táctica: atizar conflictos regionales para distraer la atención de los problemas internos. Brindó pleno apoyo –militar, logístico y financiero– a Hamás para alimentar la guerra en la región, sin prever que esta guerra podría volverse en su contra.

Durante más de 45 años, mientras los culpables han quedado en libertad y los inocentes han sido castigados, decenas de miles de personas han muerto en la guerra de Gaza y millones más en toda la región y en Irán.

Mientras el corazón del terrorismo y la guerra siga latiendo en Teherán, la región seguirá sufriendo sus consecuencias. El conflicto de Gaza es sólo una rama de un árbol venenoso cuyas raíces están plantadas en Teherán.

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