Esta es ya la cuarta vez que los dos actores belgas se reúnen en una película para su mayor placer. “Nos decimos a nosotros mismos que si nos juntamos, seremos ingobernables, pero eso no es cierto. Es sólo que jugamos todo el tiempo. ¡Somos juguetones! Nos divertimos con todo, porque ‘filmar puede ser muy aburrido. Hay No tiene sentido darle a François un texto rígido, Franz no tiene sentido, todos habéis visto sus cámaras ocultas, se vuelve una bestia. Hay cosas que le vienen a la mente enseguida”.explica Benoît Poelvoorde, terminando su copa de champán.
Cuando estamos a punto de dejarlo, le preguntamos cuál cree que es la explicación del éxito de los actores belgas en Francia. “A los actores franceses les agradamos porque tenemos una libertad que ellos envidian. Entre los belgas no ponemos barreras. No somos una gran industria y eso hay que sentirlo”. responde modestamente, uniéndose a los liegueses que lo esperan por centenares frente a la carpa del festival.