Patrick Sébastien ha hecho poco cine: su carrera como director se limita a una película, la indescriptible T’aime, y como actor, le hemos visto más en la pequeña pantalla (en producciones generalmente escritas por él -igual) que en el grande. En cines, su última aparición se remonta al año de Nuestro Señor 1997 con el estreno de Cuatro niños llenos de futuro -una película de culto para el puñado de personas que la vieron, pero totalmente desconocida para el resto de la población-.
No hay duda de que si en el camino hubiera encontrado productores extremadamente ricos y/o inconscientes, Patoche habría dirigido (o al menos escrito) más largometrajes, ese cuyo cerebro nunca se detiene. Patrick Sébastien tiene mil ideas por segundo, la mayoría de ellas nacidas cuando regresa a casa después de un espectáculo, solo al volante. Sí, ya lo hemos dicho en otra parte de esta serie, pero no duda en mencionarlo en la gran mayoría de sus libros. A divagaciones, divagaciones y media.
En Outside, es hermoso… ¡ay!, decimos varias veces que al negarse a abrirle sus puertas, el mundo del séptimo arte realmente ha perdido algo. Después de leer este libro que data de 2010, la conclusión es clara: Patrick es el eslabón perdido entre Claude Lelouch y M. Night Shyamalan. Pero después de todo, ¿por qué comparar? Él es, ante todo, él mismo. Único e incomparable.
El padre bajo la peluca
Escrito como continuación de ¿Me llamas cuando llegue?, el libro dedicado a la muerte de su madre, este libro no se desvía de ninguna regla: Patrick Sébastien habla esencialmente de sí mismo, trae a su difunta madre en cada página o casi a través de un diálogo imaginario a menudo pesado, se permite digresiones sobre temas sociales y consideraciones sobre el hecho de que la vida y Francia eran mejores antes… Sin embargo, en comparación con sus últimos libros hasta la fecha, del I…
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