Las fotos traviesas de Madonna con el Papa provocan indignación…
Les aseguro a todos los católicos que estas imágenes publicadas en Instagram son generadas por inteligencia artificial. Se ve al Papa Francisco abrazando al ícono pop bajo, vestido de encaje negro, tal vez intentando besarla y entrecerrando los ojos ante su escote. Ciertamente esto no es muy católico, pero tampoco hay nada muy satánico. Estamos lejos de las caricaturas de charlie hebdo mostrando al Papa en una posición escabrosa.
Una serie de reacciones indignadas. Es una falta de respeto, es un escándalo…
Ciertamente, es una provocación sin riesgo. Madonna no habría hecho esto con un rabino por temor a que la llamaran antisemita, y ciertamente no con un imán por temor a que la apuñalaran o algo peor. Pero no entiendo por qué los católicos se enojan tanto por la blasfemia del sandbox.
¿Puedo entender que esto les duele? Obviamente, pero saben la suerte que tienen de vivir en sociedades secularizadas donde lo que es del César es del César y lo que es de Dios es de Dios (un principio cristiano, tomado de la Biblia). El corolario es que tenemos derecho a burlarnos de Dios (que debe tener la piel más dura de lo que pensamos).
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En Córcega, el Papa Francisco ayer nos dio una lección de secularismo explicando que debe ser de esta manera o de aquella. Simplemente el secularismo es suficiente. Esto significa que los creyentes no sólo aceptan que otros no compartan su fe, sino también que se ríen de lo que es sagrado para ellos. Esto es Francia. Es el sufrimiento de la libertad. Aceptamos sentirnos impactados por las creencias e ideas de los demás. Acepto convivir con los rebeldes y sus tonterías… Y además el catolicismo sabe un par de cosas sobre los tormentos de la carne.
Hoy en día, nadie se atreve a burlarse del dios musulmán, ni siquiera a decir que tenemos derecho a hacerlo, ante el riesgo de una respuesta violenta por parte de simplones o fanáticos. ¿Y eso es lo que nos gustaría a los católicos, que les tuviéramos miedo, que los tratáramos como a niños susceptibles, que volviéramos la lengua mil veces antes de hacer una broma? Es al contrario: ¡no corresponde a los católicos reflejar la sensibilidad de los musulmanes, sino a los musulmanes beneficiarse del mismo trato! La prueba de que los respetamos, de que son ciudadanos iguales, es que podemos burlarnos de ellos sin sentir miedo. Y entonces si Dios existe, sea quien sea, debe estar realmente cansado de ser amado por idiotas (homenaje a Cabu)…
Encuentre a Elisabeth Lévy en el programa matutino de Sud Radio con Jean-Jacques Bourdin
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