Una parte faltante y sus inquietantes choques culturales entre Japón y Occidente

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Muchas de sus ficciones y documentales relatan las dificultades de los inmigrantes africanos que llegan a Europa con la esperanza de una vida mejor. Con la nueva película de Guillaume Senez, conmovedora, exitosa y humana, la inmigración se invierte y se desarrolla en países con costumbres muy diferentes.


Han pasado 9 años desde que Jay-san se mudó a Japón, más precisamente a Tokio, con la loca esperanza de conocer, o mejor aún, encontrar a su hija Lily. Nunca ha podido obtener la custodia y los derechos de visita desde el regreso de su esposa a su país natal, al Sol Naciente. Pero al final de su estancia en Japón, a pesar de sus investigaciones, en particular a través de la profesión de taxista, Jay-san encontrará a Jessica cuya vida se parece extrañamente a la de Jay. Justo cuando Jay se vuelve a cuestionar, se encontrará con su hija. Lily sube a su taxi y él la reconoce de inmediato. Pero luego siguen otras preguntas instintivas y rápidas. ¿Cómo decirle quién es y su conexión en una sola carrera? ¿Debería prolongar su estancia? Muy poco tiempo para grandes decisiones…

La idea del nuevo largometraje de Guillaume Senez surgió en 2018 durante la promoción de su película “Nuestras batallas” en compañía de Romain Duris (“Los tres mosqueteros: Milady”). Fue escuchando diferentes testimonios, de mujeres y hombres, sobre la cuestión de las guardias entre Japón y Francia (en particular), que decidieron convertirlo en una ficción.

En el País del Sol Naciente, cuando una madre o un padre nacido en este estado regresa para establecerse con el niño o los niños, la custodia de la otra parte queda legalmente prohibida. Hasta el punto de que se imponen penas de prisión en caso de delitos y más aún para los gaijins (extranjeros).

Estos principios regulatorios extremadamente estrictos, que datan del Código Civil japonés de 1868, todavía invaden la vida cotidiana de los japoneses y los gaijins. Esto, a pesar de las recientes votaciones parlamentarias japonesas o de múltiples huelgas in situ, denunciando leyes que no se adaptan a una era más moderna e internacional.

La trama de “A Missing Part” retoma estos aspectos tristes, y muchos otros, con “Jay-san” magníficamente interpretado por Romain Duris en el centro de la trama. Los hábitos, costumbres y códigos de vida japoneses son magníficamente respetados a lo largo de la historia. Como no mostrar tus verdaderas emociones y siempre respetar y honrar más a tu prójimo.

Si el reparto no está lleno de cabezas de cartel, la joven Mei Cirne-Masuki alias “Lily” interpreta muy bien su papel de adolescente mixta japonesa-francesa. Sus diálogos sorprenden y siguen siendo ricos en preguntas, ya sea a nivel personal o a través de conversaciones con su padre.

Una parte faltante y sus inquietantes choques culturales entre Japón y Occidente

Admirable también en relación a “A Missing Part”, el lenguaje. Si se utiliza necesariamente el de Molière, el del período Edo (o “Dragon Ball” para los cinéfilos) también resulta ser utilizado maravillosamente y con buenos resultados.

Así, las intensas lecciones de japonés recibidas por Romain Duris dan a los espectadores una mayor impresión de los años que pasó buscando a su hija. Ciertas tradiciones filmadas a lo largo de la historia, como la pesca “jibikiami”, aportan un innegable encanto y valor agregado a esta conmovedora producción.

Si la composición musical de Olivier Marguerit (“La Nuit du 12”) no acompaña suficientemente el desarrollo de la trama y resulta algo decepcionante por la falta de piezas japonesas, la escena cantada en el taxi divertirá y sorprenderá positivamente al público. audiencia.

En cuanto a la escena final de “A Missing Part”, sorprende por su ingenio. Porque el momento en el que “Lily” roba el teléfono de “Jay-san” no es ni mucho menos trivial. Así, la incorporación de la tecnología a la trama trae una ambivalencia inteligente e insospechada y quizás promete otra vida para “Jérôme Da Costa”.

Relevante, conmovedor, sensato y que denuncia cuestiones menos conocidas en Occidente, este magnífico y dramático largometraje no está dirigido a un público amplio porque su historia sigue siendo seria y humana. Está dirigido principalmente a padres con este tipo de experiencias, pero también a personas interesadas en las diferencias culturales y en entender que Japón no es sólo un país maravilloso.

una parte faltante
BEL – JAP – BEL – 2024
Duración: 1h38min
Drama
Director: Guillaume Senez
Con: Romain Duris, Judith Chemia, Mei Cirne-Masuki, Yumi Narita, Patrick Descamps, Shunkigu Uchida, Tsuyu Shimizu
cineworx
12.04.2024 en el cine

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