CRÍTICA – Escritoras, pintoras, músicas, musas, amantes… Musas, reinaban sobre los corazones y las letras.
Son seres de carne, con una inteligencia sorprendente. Y corazones apasionados. Respeto la personalidad de cada persona: única, temporal. (…) La mayoría de las veces camino en su compañía. Sigo sus pasos.» Así presenta Dominique Bona destino de las mujeresun volumen que reúne cinco de sus obras, publicadas entre 1989 y 2017, donde encontramos musas, novelistas y pintoras: las hermanas Heredia, Yvonne y Christine Rouart, inmortalizadas por Renoir, Berthe Morisot, Colette y el último amor de Paul Valéry, Jeanne Loviton, todos “heroínas de la novela de su vida”. Y Dominique Bona añadió: “Todos tienen un vínculo secreto y muy fuerte conmigo, con mi historia o mi sensibilidad”.
Si Colette es sin duda la más conocida de este “gineco” artístico e íntimo, descubriremos o redescubriremos en particular dos destinos singulares, románticos como el infierno. Los de Marie de Régnier y Jeanne Loviton, con unos treinta años de diferencia.
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