Primer, segundo o último hijo… Este lugar entre hermanos es el más difícil de convivir.

Primer, segundo o último hijo… Este lugar entre hermanos es el más difícil de convivir.
Primer, segundo o último hijo… Este lugar entre hermanos es el más difícil de convivir.
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Mayor, menor o menor, el orden de nacimiento influye en los miembros de un hermano. Sin embargo, según un estudio, uno de estos lugares puede resultar especialmente difícil para vivir.

El orden de nacimiento puede influir en el desarrollo de una persona dentro de un grupo de hermanos. Muchas veces consideramos que el niño más pequeño es el “querido” mientras que el primogénito, que seguramente lo era cuando estaba solo, es quien debe dar el ejemplo. El que está en el medio, por su parte, puede ser percibido como el olvidado. Sin embargo, estas observaciones son generalmente simples impresiones o ideas preconcebidas. ¿Qué es realmente?

Un nuevo estudio ha analizado el tema. Un equipo de Epic Research analizó los registros médicos de más de 180.000 niños nacidos entre 2009 y 2016 y buscó descubrir cómo el orden de nacimiento puede afectar a cada miembro del hermano. En particular, descubrieron dónde los niños eran a menudo los más vulnerables desde el punto de vista psicológico. En uno de ellos, el niño incluso tiene “un 48% más de posibilidades de ser diagnosticado con ansiedad durante su visita sanitaria de ocho años”. años” que los demás y tiene un 35% más de probabilidades de “ser diagnosticado con depresión” que sus hermanos.

Luego, el estudio deduce que el orden de nacimiento es uno de los factores de riesgo de ansiedad y depresión. “La ansiedad y la depresión no tienen una única causa. Comprender los factores que pueden afectar a un niño puede ayudar a los padres y a los médicos a asegurarse de que están ayudando al niño a satisfacer sus necesidades específicas”, declaró a la HuffPost Caleb Cox, jefe de investigación y ciencia de datos de Epic Research.

De hecho, el lugar más difícil sería, según este estudio, el de los mayores. Varias razones podrían explicar este resultado. Los mayores son los primeros en recibir educación de sus padres, que luego pueden evolucionar para los hijos posteriores. Se enfrentan a la experiencia (o más bien a la inexperiencia) de los nuevos padres, que irá creciendo con el tiempo. En otras palabras, limpian el yeso. “Con el hijo mayor, hay mucho ensayo y error en la crianza”, dice Altheresa Clark, trabajadora social de salud mental en HuffPost.

Tener que cuidar a los hermanos añade responsabilidades al mayor desde muy pequeño, y estas también pueden generar ansiedad. Tener que predicar con el ejemplo supone una cierta presión. Además, las personas mayores suelen ser muy exigentes consigo mismas. Suelen no compartir este sentimiento, como explica la terapeuta familiar Aparna Sagaram. “Sienten que no pueden contar con el apoyo de los demás o que tienen que resolverlo todo por sí solos”, señaló.

El estudio también destaca un aspecto biológico. El estado emocional de una madre durante su primer embarazo puede afectar el desarrollo de su bebé. Estas señales bioquímicas transmitidas en el útero, como la ansiedad o el estrés, pueden, en última instancia, tener un impacto en la salud mental del niño.

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