El último adiós de los habitantes de Niza a Ben, “un investigador de arte” cuyas palabras nunca se borrarán

El último adiós de los habitantes de Niza a Ben, “un investigador de arte” cuyas palabras nunca se borrarán
El último adiós de los habitantes de Niza a Ben, “un investigador de arte” cuyas palabras nunca se borrarán
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REPORTAJE – El miércoles por la mañana se rindió un vibrante homenaje público al artista y a su esposa Annie en la plaza Masséna. Habían hecho el viaje 1.400 personas de Niza.

Le Figaro Niza

Un día de 1962, decidió apoderarse del horizonte durante una actuación notable en la Promenade des Anglais. Medio siglo y unos años después, Ben firma ahora “el cielo y las nubes”según la ingeniosa expresión utilizada el miércoles por la mañana por Bernard Blistene, durante el homenaje público rendido al artista y a su esposa, en el espejo de agua de la plaza Masséna, en Niza.

El director honorario del museo de arte moderno del Centro Nacional Pompidou y amigo del artista saludó con palabras en blanco y negro la memoria del hombre que pasó su vida negándose “un mundo del arte sofocado por la exageración de la exégesis”. A “niño de la pista” que nunca dejó de dirigirse “a todos” al tiempo que profanan tanto las religiones como los tabúes sexuales, por ejemplo. Un artista consumado y un hombre completo hasta el 5 de junio. A las 3 de la madrugada de esa noche, su otra mitad falleció. La muerte de Annie le pareció insoportable y Ben, cuyo verdadero nombre era Benjamin Vautier, acabó entonces con su vida. “Vuestras vidas están llenas de momentos incandescentes. Sobre todo, entre ustedes dos existía la imposibilidad de separarse física y psicológicamente. Habías iniciado una marcha en doble dirección para luchar contra el único adversario: el tiempo”dijo Bernard Blistene en el podio, dirigiéndose a los ataúdes de los dos amantes que estaban entronizados a pocos metros de distancia.

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“Los 400 planos, la adolescencia del arte”

Son 1.400, desde hijos del matrimonio hasta amigos, pasando por figuras del mundo del arte, políticos y personas anónimas, que se reunieron el miércoles para una despedida final, bajo un sol abrasador. Sobre los ataúdes se proyectó una foto en movimiento de Annie y Ben besándose. También se emitió un cortometraje lleno de melancolía (acentuado por la música de Philippe Sarde) que recorre las mil y una vidas de la pareja, desde los años 1960 hasta hoy. “Pues estos son los 400 planos, la adolescencia del arte”, comentó a su vez en el escritorio Hélène Guenin, directora de Mamac, el museo de arte moderno y contemporáneo de Niza. Y para agregar: “Nos sentimos hijos de la energía que crearon en Niza”.

Christian Estrosi, que mantuvo una sincera amistad con el matrimonio de artistas, les dirigió unas palabras en su nombre pero también a “la gran gente de Niza y todos aquellos que piensan en Ben y Annie”. Como el Príncipe Alberto II de Mónaco que confió al concejal de la Riviera “todo su cariño” hacia las personas cercanas a la pareja. “Gracias por las conversaciones Ben. Hablaste como pensabas y eso siempre le hace bien a un alcalde cuando le hablas con franqueza”.expresó Christian Estrosi. “Este día es triste pero también es feliz porque nos reúnes a tu alrededor para hablar de amor y arte. […] Hay buscadores de oro, tú, Ben, eras un buscador de arte”, él continuó. Y nuevamente dirigiéndose al artista: “Tengan la seguridad de que trabajaremos para que lo que nos dejen sean ustedes, sean ustedes dos. Haremos todo lo posible para mantener vivo su trabajo”.

Mensajes de amor y cariño.

Una vez terminada la ceremonia, los ataúdes regresaron a los coches fúnebres bajo la mirada emotiva y a menudo confusa de la multitud. Una breve marcha fúnebre en la plaza Masséna acompañada del himno de Niza, Nissa la Bella, interpretado con una melodía carnavalesca y colorida que la pareja sin duda habría apreciado. “Esperábamos que saliera de la caja, pero no, realmente está muerto”, dijo Daniel, un hombre de Niza de 69 años, con un nudo en la garganta. “Hemos venido a rendir homenaje a la figura de Niza”, por su parte, confiaban dos jubilados que acudían en masa a las camisetas de su coro, diseñadas hace 12 años por Ben. Muchas personas anónimas también han grabado algunas palabras de homenaje en los libros de visitas puestos a disposición del público. Pequeños testimonios de amor y cariño, muchas veces vinculados a las fórmulas del propio artista: “’Tengo demasiadas ideas’: no ​​soy fan de la última”, podríamos leer en particular. Los dos ataúdes fueron llevados al crematorio para una ceremonia privada a primera hora de la tarde.

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