lo esencial
Élodie Bachelier tuvo carta blanca de la directora Stéphanie Waldt para acompañar la temporada del teatro Ducourneau, con su delicada escritura pictórica llena de belleza y luminosa de poesía.
Después de varios meses soñando con este proyecto, el artista dice saborear la magia del momento. Élodie Bachelier, que firma bajo su nombre artístico “Lodbach”, ha decorado los pasillos, la rotonda y la galería suspendida del teatro Ducourneau de Agen con sus obras que se presentarán a la mirada de los contempladores: melómanos, amantes del teatro, entusiastas. de la danza, filósofos durante los últimos Encuentros, hasta el 17 de mayo de 2025.
Un lugar “habitado”
“El teatro se ha convertido en mi lugar familiar, habitado por mis obras. Las emociones afloran a través de los encuentros, los espectáculos, este espectáculo vivo y decididamente humano en lo más humano”. La serie se llamó “El abrazo de las horas”, una de esas que prolongan, transcurren, momentos suspendidos en este hermoso teatro italiano. Las horas que acaban haciendo una vida plena y abrazándola en todas sus formas, subraya el pintor. La delicadeza de las manos que se buscan, se agarran, se sostienen, se desprenden, de los cuerpos que se abrazan, se esconden, se escapan. Una oda a lo vivo, vibrante, ferviente, a imagen del artista. Un experimento también de transparencia, como este nuevo trabajo sobre plexiglás “que no sujeta la materia de la misma manera”, revela Elodie Bachelier. El plexiglás resalta los elementos que se convierten en huellas en la decoración. Una sobreimpresión y superposición que coquetea con las alegorías pintadas de Antoine Calbet. Es una verdadera performance artística la que realiza la joven, basada en una técnica desarrollada a partir de la observación de las mareas, la inmersión del cuerpo en el agua, las inspiradoras olas del océano. Prepara una mezcla a base de acrílico y tinta que proyecta a gotas sobre el soporte colocado en el suelo, utilizando un palo de madera al que han ido moldeando las corrientes y las salpicaduras del mar. “Contiene el recuerdo del momento, lo que me aporta una intensidad particular una vez que llega el momento de crear”. Gestos vivos y aéreos para trabajos de precisión.
Por instinto
Sus bocetos son conmovedores, desarmadores, encarnados. No hay contacto físico entre el pintor y el lienzo, una extraña paradoja cuando sentimos la textura de la piel, el olor del cabello, el trazado de las venas, la suavidad de un rostro, los párpados que se pliegan en la alegría de el reencuentro o la tristeza de la separación… Los cuadros de Elodie entregan fragmentos de historias, susurran dulces palabras de amor, cuando no coloca un poema que ella misma escribió, en los escalones de las escaleras del teatro. Por instinto, dictado por su hipersensibilidad, su sentimiento a flor de piel y su gracia duradera tanto en lo que desprende como en lo que infunde a sus obras. La exposición durará hasta la primavera, mientras los visitantes deambulan. Un diálogo entre los bocetos evanescentes, silenciosos pero elocuentes de Élodie y las animadas actuaciones en escena.