Deportista de corazón, también calzaba zapatillas. Este sábado 16 de noviembre de 2024, bajo un claro sol del Mediterráneo, la princesa Charlene participó a su manera en la carrera sin meta. ¿Estaba en la salida del circuito que atraviesa el barrio de Fontvieille? Mejor aún, como madrina de esta 25ª edición, ella, pistola de confeti en mano, dio el pistoletazo de salida a esta carrera solidaria en la que esta vez se inscribieron nada menos que 11.443 participantes. Al son de los mejores éxitos mezclados por DJ Franco. Ambiente emocionado garantizado.
Lanzada en 1999 por la Cámara Económica Joven de Mónaco para promover el Día de los Derechos del Niño en Mónaco, la carrera sin meta, que se desarrolla día y noche hasta el 24 de noviembre, ha recaudado desde entonces más de cinco millones de euros para niños enfermos o desfavorecidos. Saludemos a los participantes que desde la creación de esta carrera abierta a todos, con o sin licencia, corredores y caminantes, han recorrido cerca de 4,8 millones de kilómetros, el equivalente a 120 vueltas a la Tierra.
“Estoy feliz y orgullosa de ser la madrina de la 25ª edición”, subrayó Charlène de Monaco hace unos días a través de sus redes sociales. Recordando de paso que: “Cada paso, cada esfuerzo, contribuye al éxito de este evento para las acciones de la asociación Niños y Futuro. ¡Les agradezco su participación y su entusiasmo! ¡Gracias a las inscripciones, a los donantes y a los patrocinadores!” Por cada kilómetro recorrido, la asociación donará 1 euro para apoyar proyectos en favor de niños desfavorecidos o enfermos. La ambición de este año: 330.000 km, es decir, 330.000 euros.
A primera hora de la tarde, la madre de Jacques y Gabriella se unió a los corredores y reconoció el recorrido. Siempre apoyada por jóvenes corredores, miembros del gobierno y el equipo de su Fundación Princesa Charlene, liderado por su hermano Gareth Wittstock, ahora secretario general. Muy cómoda, la princesa también participó en las sesiones de fotos, riendo generosamente cuando un enorme corazón de espuma (en el que se había deslizado un voluntario) se acercó mucho a ella para encajar en el marco.
Antes de comenzar la carrera, la esposa de Alberto II quiso saludar a los valientes: jóvenes y mayores, a los que no dudó en abrazar para darles fuerzas para llegar hasta la meta del esfuerzo. De repente se convierte en un superentrenador… Un papel que le conviene perfectamente.
Lea también >> Charlene de Mónaco: todavía en carrera