RESEÑA – A través de páginas tan divertidas como sensibles, el autor ofrece una historia autobiográfica y rinde homenaje a la prensa diaria regional.
Adiós, mi ultima sesion, Señor nostalgia, Los bouquinistas : los títulos de algunos libros de Thomas Morales bastan para trazar los contornos de una sensibilidad y de un universo cuya Tierna es la provincia ofrece un nuevo punto de entrada. Si el escritor ha firmado novelas es en “Cronista a veces llevado por la ternura del mundo anterior, a veces irritado por los forjadores del nuevo mundo.» que labra su surco literario. Nacido en 1974 en Bourges, en los últimos días del Trente Glorieuses, Morales es uno de los que nunca abandonaron realmente el país de su infancia y adolescencia. Afirmando tener “un espejo retrovisor en la cabeza“, cultiva a través de su pluma y sus ensoñaciones “placeres a la antigua usanza”, como los bailes de pueblo, conducir por la nacional 7, ver una película de Philippe de Broca o escuchar una canción de Claude Nougaro.
Su elogio de la provincia, que es también una forma de modesta autobiografía, se alimenta de una nostalgia alegre que desafía…
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