“Escucha las sirenas”, de Fabrice Melquiot: con “Suzanne” como musa

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Cerca de Venice Beach, Los Ángeles. ANTONIO DUMONT

“Escucha las sirenas”, de Fabrice Melquiot, Actes Sud, 304 p., 21,80 euros, digital 16 euros.

En Escucha las sirenascruzando américa “a la velocidad del pensamiento”Fabrice Melquiot hace fluir la savia con una voz habitada, irrigada por las sesenta obras de teatro, poemas y canciones de las que es autor. Pero esta novela vertiginosa es también un florecimiento sin precedentes. Plagado de visiones y accidentes de conciencia, esculpe las proyecciones internas y las sinuosidades de Jodie, su narradora de 36 años, en el camino hacia el duelo y la renovación. A “memoria en movimiento” hecho de fragmentos, de roturas, de las ondulaciones del sueño, de su infancia, que regresan a él para entregarle otra versión de los hechos; los recuerdos de los demás también, que intenta hacer suyos.

Interrogado por “Le Monde des livres”, el autor y director, que también es intérprete, creador de piezas para jóvenes y escribe para danza, dice haber procedido “deslizando: Escucha las sirenas Primero fue un monólogo, que tuvo existencia en el escenario. Volví a ello porque el personaje de Jodie Casterman nunca me abandonó”. Sonia Déchamps, su editora en Actes Sud, saludar esto “Una forma cruda y abundante de unir emociones y sensaciones, de dar existencia a Jodie a través del aliento único, amplificado de su voz, en un monólogo romántico sin aliento, para luchar contra la leyenda familiar”. La primera novela de Fabrice Melquiot es, además, la primera de Sonia Déchamps como editora…

Todo empezó, para el autor, en 2016, con la lectura de un artículo dedicado a Suzanne Verdal, bailarina canadiense que inspiró a Leonard Cohen (1934-2016) a escribir el poema. Suzanne te derriba (1966), luego la inolvidable canción Susana : “Conocía varias versiones, y me parecieron conmovedoras las palabras de esta mujer, su trayectoria, su caída, su manera de mantenerse a flote. Vi esta foto de ella sentada en el portón trasero de su caravana. Ella contó los años que pasó en un estacionamiento de Venice Beach, los paseos solitarios por las playas, los sueños destrozados; se sentía reducida a esa canción, que parecía amar y maldecir al mismo tiempo. »

De ahí surge el personaje de la madre de Jodie, “vieja indiferente a todo”quien vive “una vida supuestamente bohemia en una pseudocaravana en un pseudoaparcamiento”. La novela captura la esencia de Suzanne de manera indirecta, a través del monólogo interior de Jodie que se desarrolla en visiones y diálogos enfrentados. Justo antes de su muerte, su padre adoptivo le revela un secreto y deconstruye la mitología familiar. jodie, “muñeca parcheada”luego se lanza a una investigación sobre sí misma.

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