Philippe Marczewski y las ausencias superpuestas de Cécile

Philippe Marczewski y las ausencias superpuestas de Cécile
Philippe Marczewski y las ausencias superpuestas de Cécile
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Cuando Cecilia, de Philippe Marczewski. Límite. 136 páginas, 17,50 euros

Cuando Cécile muere, o más bien cuando escucha la noticia del accidente de avión que provocó su muerte, el narrador se da cuenta de que el recuerdo que tenía de ella ya se ha erosionado. Han pasado dos años desde la última vez que la vio, y deberá hurgar en la oscura melaza de su memoria para reconstruir un recuerdo a partir de los fragmentos de imágenes que salen a la superficie. Una risa, cuando paseaban por una playa italiana, una foto de ella, tomada durante estas mismas vacaciones, volviéndose hacia él en el Ponte Vecchio de Florencia. De todo esto, fugaz como su propio paso en la vida, sigue siendo saliente y luminoso”su rostro juvenil (…) rubio y claro” y sus ojos “cuyo iris a veces era apenas visible en la hendidura de los párpados” hasta el punto de que la única palabra que me viene a la mente para describirlos sigue siendo la palabra rubio: “su mirada era rubia”.

Como los paisajes estratificados por la distancia

Cécile y él tenían en aquella época, la de las vacaciones al final del “largo adolescencia de estudios, esta vez suspendida antes de adentrarse en una de las vidas aún posibles, relación que continuó de forma intermitente. Él no sabía lo que quería, ni ella tampoco, hasta que le puso fin, por cobardía, piensa ahora. Hoy es una nueva ausencia, que se superpone a la antigua. “tono sobre tono”, como los paisajes estratificados por la distancia. Una ausencia definitiva, que excluye para siempre cualquier confrontación de la memoria con la realidad. Una ausencia cuyos contornos claros desdibujan los recuerdos de la ausencia de Cécile en vida.

Lo que sorprende al propio narrador es la ausencia de dolor. En el funeral, delante de la madre y de la mejor amiga de Cécile, se dijo que habría “Quería estar más triste”. Pero su vida ha cambiado, es feliz y su felicidad es una “fortaleza inexpugnable”cuyos muros ninguna tristeza puede dañar. Cuando Cecilia No es un libro de luto. Un día, sin embargo, cuando el tiempo lo ha cubierto todo de nuevas experiencias, cuando esta felicidad inalterable ha huido, cuando él también ha huido en busca de un barrio, una vida, caras nuevas, encuentra a Cécile.

Entre fantasma, doble perfecto y alucinación

Él sabe que ella lleva dos años muerta, no cree en “espectros”. Pero esta cara, estas mejillas sonrosadas, esta “mirada rubia”, esta silueta, este andar son los de Cécile. Entonces, sin buscarlo, piensa, pasa un poco más a menudo de lo debido por el barrio donde vio al que sabe que es un “no-Cécile”. E, inevitablemente, la vuelve a ver y la sigue. ¿Qué está buscando? ¿Decidir entre fantasma, doble perfecto y alucinación? ¿Entrar en uno de los universos paralelos donde Cécile no está muerta? ¿Para encontrar la pequeña diferencia, implantación de los incisivos o tono de las mejillas que -pero existe- “será la clave que condenará el paso” entre ambos?

Cuando Cecilia explora este punto intermedio con extrema delicadeza. La novela construye una arquitectura precisa de la memoria, una mecánica de la memoria lúcida, sin recurrir a conceptos de psicología. Quizás esto sea lo que explica la emoción que te embarga desde las primeras páginas. Por eso también la larga frase que despliega su música de capítulo en capítulo no obstaculiza la lectura. Al contrario, abarca con una sencillez directa y comunicativa el movimiento del pensamiento del lector que se apropia naturalmente de estas conmovedoras páginas.

La primera novela de Philippe Marczewski, Un cuerpo tropical, había aparecido en nuestras selecciones para la temporada literaria 2021 y obtuvo el Premio Rossel, muy codiciado en Bélgica. Se le prometió un futuro brillante como escritor. El autor de Lieja pasó brillantemente la prueba de la segunda novela, esperamos pronto una tercera.

Alain Nicolás

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