En Niza, un instructivo enfrentamiento entre las obras de Matisse y Tatah

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“Obra 4” (2009), óleo y cera sobre lienzo de Djamel Tatah. ADAGP, PARÍS, 2024/FOTO JEAN-LOUIS LOSI

Coincidencia de la programación: mientras la Fundación Louis Vuitton, en París, nos invita a mirar a Henri Matisse (1869-1954) desde el punto de vista de Ellsworth Kelly, el Museo Matisse de Niza lo considera desde el de Djamel Tatah. El encuentro con Kelly se produce bajo el signo del poder físico y psicológico del color, que Matisse revela y acentúa hasta pintar, en 1911, El taller rojo o, en las décadas de 1940 y 1950, recortar formas de papeles gouache y yuxtaponerlas. Kelly continúa componiendo utilizando superficies monocromáticas, solas o combinadas. Se deshace de toda figuración, para que ningún dibujo limite o frustre el resplandor cromático.

Lea la reseña: Artículo reservado para nuestros suscriptores. En la Fundación Louis Vuitton, en París, Matisse, Kelly y el poder irresistible de los colores

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Sin embargo, Tatah ha dicho a menudo hasta qué punto la abstracción de Kelly y Barnett Newman fue decisiva para él y hasta qué punto es sensible a los Matisses más puros. Pero, tras ellos, se atreve a abordar la cuestión del color y la abstracción en la dirección opuesta: asociando superficies monocromas divididas geométricamente y figuras humanas definidas por el dibujo y el color. Así ha sido desde sus inicios a finales de los 80 –nació en 1959– hasta la actualidad. Por tanto, su confrontación con Matisse es particularmente instructiva.

A lo largo del Museo Matisse, un tanto laberíntico con sus escaleras y pasillos estrechos, se disponen obras de ambos, juntas o por separado, según las proporciones de las salas. Tatah eligió los Matisse de las colecciones del museo, donadas por el artista a la ciudad en 1953 y completadas por sus descendientes. Se trata exclusivamente de obras en blanco y negro sobre papel, dibujos o grabados y esculturas. Más allá de sus inicios, todas las etapas de Matisse están presentes, gracias a obras a veces poco conocidas.

El desnudo femenino como motivo

Existe una larga serie de grabados de 1929 con el desnudo femenino como motivo, estudios a lápiz para Allá Bailar de la Fundación Barnes, a principios de la década de 1930, y una serie de aguatintas de 1947-1948 dedicadas al rostro. Las pinturas de Tatah responden a ellos, siendo el más antiguo un cuadríptico de 2001, el más reciente data de 2023.

La mayoría son grandes o muy grandes, y todas se definen por la presencia de una o más figuras femeninas o masculinas de pie o acostadas, de perfil, de frente o de espaldas, colocadas sobre superficies de un solo color o formadas por dos (raramente más) rectángulos. de diferentes tonos. Estos tonos son diversos: marrones, verde oscuro, rosa, rojo, azul. Las figuras están definidas por dos datos visuales: la ropa marrón, con pliegues indicados por líneas más claras a veces realzadas con un poco de rojo; los rostros y las manos, blancos, matizados de azul, los labios color sangre, los cabellos negros. Las posiciones son estáticas o dinámicas, e incluso, en un tríptico muy amplio, las de vuelo o caída.

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