Paimpol, Lannion, Perros-Guirec, las perlas de Bretaña. Estas joyas de las Costas de Armor atraen a más de tres millones de visitantes durante las vacaciones. Ambiente familiar y agradable, excepto en las carreteras. Los 110 gendarmes de la región lo saben: controles forzosos de carreteras, negativas a obedecer, conducción peligrosa, accidentes rodantes y, sobre todo, conductores bajo los efectos de un cóctel explosivo: alcohol más cannabis. La policía los persigue sin descanso: controles sin previo aviso, patrullas en coches camuflados para atrapar a los infractores en el acto. Pero, sobre todo, es necesario demostrar mucha autoridad y persuasión para convencer a los conductores de que soplen en el alcoholímetro, para controlar a los que se niegan a ser interrogados y para calmar a los pasajeros que están en un estado de frenesí provocado por el exceso de bebidas y drogas. Para atacar el problema desde la raíz, los equipos de intervención rastrean a los traficantes y desmantelan decenas de cultivos caseros de cannabis, escondidos en jardines, invernaderos o sótanos. El porro a veces reemplaza a las alcachofas. Una de las caras ocultas de esta hermosa región.
