Ayudemos a los adultos autistas a ayudarnos

Ayudemos a los adultos autistas a ayudarnos
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El Mes del Autismo está llegando a su fin y nuestras emociones se dividen entre una inmensa sensación de esperanza y la implacable realidad de que todavía queda un largo camino por recorrer para convertirnos en una comunidad verdaderamente inclusiva.

En los últimos años, nuestra sociedad ha demostrado un rápido desarrollo y una gran sensibilidad hacia la causa de los adultos autistas y sus familias. Gracias a empresas socialmente implicadas y abiertas a su realidad, varios adultos autistas han podido prosperar y contribuir significativamente al mercado laboral.

Pensemos, entre otros, en los asadores St-Hubert que, además de inaugurar comedores inclusivos, desplegaron proyectos de contratación justa en sus restaurantes y en su planta de fabricación de alimentos. Estas iniciativas garantizan que las personas autistas trabajen en las mismas condiciones, especialmente salariales, que sus compañeros, sin discriminación alguna. Estos ejemplos son fuentes de inspiración que demuestran lo que podemos lograr cuando la diversidad se sitúa en el centro de nuestras prioridades.

Dicho esto, a pesar de estos avances, demasiados jóvenes autistas siguen sin recursos una vez que llegan a la edad adulta, al igual que sus padres, que a menudo se enfrentan a una flagrante falta de servicios para apoyar a sus hijos. El caso de Dominic, un adulto autista de 21 años, ocupó los titulares a principios de este año, poniendo de relieve estas aberraciones y esta rigidez en la que el sistema a veces tiende a enclaustrarse. De hecho, Dominic invirtió en cuerpo y alma durante su pasantía en un hospital de su región, y se labró un lugar especial en el corazón de sus colegas, quienes reconocieron el valor de su contribución. Sin embargo, a pesar de su trabajo ejemplar y su motivación ilimitada, no puede ser contratado en el hospital por motivos puramente administrativos.

Esta situación ilustra las barreras que encuentran los adultos autistas en su búsqueda de autonomía e integración social. Esta injusticia debe empujarnos a cuestionarnos a nosotros mismos como comunidad. ¿Qué queremos para estos ciudadanos y para nuestra sociedad? ¿Los adultos autistas se ven obligados a vivir a expensas del Estado o contribuyen a que nuestro mundo crezca hasta la altura de sus capacidades?

La respuesta es obvia, pero la oferta de servicios no siempre está ahí. Los padres de adultos autistas a menudo se sienten confundidos acerca de los recursos disponibles para ellos en su área, ya que no existe una centralización de la información. En consecuencia, estos jóvenes autistas y sus familias se encuentran indefensos, sin saber a qué puerta llamar.

Heureusement, des fondations comme la Fondation Autiste & majeur, créée il y a de cela trois ans, tout comme plusieurs organismes communautaires, s’engagent à rendre cette cause plus connue du public et à sensibiliser les décideurs, dans l’espoir de faire bouger cosas. A pesar de los muchos proyectos prometedores que financiamos cada año, todavía necesitamos el apoyo del gobierno para crear o apoyar un mayor número de centros de día y permitir que nuevos proyectos de inclusión vean la luz.

Ya es hora de adoptar medidas concertadas para brindar un mejor apoyo a los adultos autistas y sus familias. Cada persona en nuestra sociedad debería tener la oportunidad de explotar todo su potencial, independientemente de su neurotipo.

Sofía Pregent, presidente, Fundación Autista y Mayor

Carlos Lafortune, vicepresidente, Fundación Autista y Mayor

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