Si hay algo que podemos criticar a Patrik Laine desde que jugó en Montreal es que es terriblemente ineficaz incluso en fuerza, y él es el primero en señalarlo.
Evidentemente, este pequeño defecto tiende a pasar desapercibido con los ocho goles del finlandés en nueve partidos en el juego de poder. El inconformista bate récord tras récord, pero sus fallos en el cinco contra cinco le molestan.
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“Empieza a resultar ridículo que no pueda anotar en cinco contra cinco, pero todo encaja en cinco contra cuatro. Voy a intentar subirme a esta ola, ya que las cosas van bien”, dijo Laine en una entretenida entrevista durante el post-juego de TVA Sports.
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“Debemos seguir trabajando”, añadió. Todos los demás tríos son recompensados y es genial verlos. Pronto será nuestro turno”.
El sábado por la noche contra los Detroit Red Wings, volvió a anotar en el juego de poder cuando su pase a Juraj Slafkovsky fue desviado detrás de Alex Lyon por Ben Chiarot. No se equivoque, las intenciones de Laine eran claras.
“Aun así intenté marcar. Siempre intento anotar cuando estoy en el hielo”, dijo con su actitud inexpresiva, que hizo reír mucho a Dave Morissette, Maxime Lapierre y Antoine Roussel.
En un hermoso momento de vulnerabilidad, Laine confesó lo mucho que disfruta jugar en el Bell Centre. Nos sentimos realmente felices y los resultados están ahí.
“Odiaba jugar aquí como visitante”, admitió. Ser parte del equipo local es bastante increíble. No tengo tantas cosas negativas que decir. Hasta ahora ha sido una experiencia excepcional para mí poder tocar frente a estos fanáticos todas las noches”.
Digamos que su regreso al fútbol es un bonito regalo anticipado de Navidad para los aficionados del CH, para Martin St-Louis y para la ventaja numérica.