Las estrellas del Real Madrid, entre ellas un goleador Kylian Mbappé, marcaron la diferencia en la final de la Copa Intercontinental en el estadio Lusail de Doha ante los mexicanos del Pachuca (3-0), conquistando su segundo título esta temporada.
El Real Madrid ya había dominado al Atalanta Bérgamo para ganar la Supercopa de Europa en agosto. Con este nuevo título, conquistado de nuevo en un solo partido, los merengues se dan un poco de alivio después de un comienzo de temporada complicado, minado por las lesiones y la búsqueda de una nueva forma de jugar.
Kylian Mbappé, en particular, que se tomó su tiempo para orientarse y que se lesionó la semana pasada contra el Atalanta de Bérgamo en la Liga de Campeones, debería saborear este trofeo.
En el estadio de Lusail, donde hace dos años –ya el 18 de diciembre– marcó un hat-trick, inútilmente, en la final del Mundial contra Argentina, marcó el primer gol del partido el miércoles (37º). Sólo tuvo que posicionarse frente a las jaulas como un auténtico centrodelantero para recibir la ofrenda de Vinicius Jr, quien acababa de deshacerse de la defensa mexicana con un delicioso pase de pierna. Él mismo había sido presentado por la tercera superestrella Jude Bellingham.
Una fracción menos de talento
Pachuca, que derrotó al Botafogo (3-0), en una de las rondas adicionales que le quedaban por jugar, había empezado muy bien, aprovechando la lentitud del Real Madrid. Varias situaciones de peligro pusieron a trabajar a Thibaut Courtois. Pero a Pachuca le faltaba una fracción del talento que había para marcar la diferencia.
El mágico trío madridista se convirtió en cuarteto ya que fue el extremo Rodrygo, más discreto en los medios pero a menudo brillante, quien abrió él solo la fuga. Sacado por Mbappé, dribló hasta el borde del área antes de enganchar para recuperar su pie bueno y rodar suavemente hacia la pequeña red (53º).
El equipo dirigido por Carlo Ancelotti, coronado la víspera mejor entrenador del año por la FIFA, luego deambulaba y se divertía ofensivamente. En particular, cuando Vinicius, nombrado mejor jugador del año, intentó en vano un doble contacto para engañar al portero Carlos Moreno.
Pero el brasileño pudo celebrar su trofeo individual la víspera al convertir -por poco- un penalti cometido por Lucas Vásquez. Antes desperdiciaron dos buenas ocasiones de gol, pero lo principal ya estaba hecho hacía tiempo.